
I. CIVILIZACIONES
Los abundantes restos de asentamientos culturales de pueblos primitivos de la prehistoria y la historia antigua encontrados en la zona de la ribera del Adaja sirven para reencontrarnos con el origen de nuestra civilización. Una importante muestra de los hallazgos descubiertos se encuentra en el Museo de Ávila.
El recorrido por los emplazamientos naturales de los antiguos pobladores coincide con el trazado que hace el río Adaja. Buenos ejemplos de estas civilizaciones se pueden contemplar en la «calzadilla romana» que discurre paralela a la carretera AV-804, el Castro de las Cogotas, «El Castillo» de Cardeñosa, el valle de Zorita de los Molinos, los verracos que hay en Mingorría y Santo Domingo de las Posadas, y en los fondos del Museo de Ávila.
La buena construcción de la calzadilla, el castro de las Cogotas recientemente limpiado y restaurado, los hábitats de antiguas civilizaciones, veranos y piezas pétreas, cerámicas y metálicas. En este recorrido el castro de las Cogotas, es el más significativo de la cultura vettona, y el espacio natural donde estuvieron asentados los primeros habitantes de esta tierra. También pueden admirarse las figuras zoomorfas o verracos de piedra.
EDAD DE PIEDRA.
El río Adaja y su entorno natural constituye el elemento geográfico identificador de los distintos asentamientos habidos en estas tierras a lo largo de la historia del hombre. Tanto es así que los depósitos del río y los sedimentos acumulados pueden haber permitido la conservación de suelos de ocupación humana del Paleolítico, como ocurre en Zorita, en los alrededores de Arévalo y entre Blascosancho y Hernansancho. Esta circunstancia también se produce en el río Voltoya y en el Arevalillo y alguno de sus afluentes entre Papatrigo y El Oso.
El valle que configura el río Adaja a su paso por Zorita de los Molinos debió ser entonces lugar adecuado para los primeros pobladores del paleolítico inferior (200.000 años a. de C.), como prueban los hallazgos de un bifaz o hacha de mano tallada, así como un canto tallado unifacialmente. Estos hallazgos proceden del lugar conocido como «Majuelo de las Bragas», según los datos aportados por Javier González Tablas.
En el Neolítico, hace unos diez mil años, la ribera del Adaja seguía siendo un lugar apropiado para la subsistencia de los primitivos pobladores dedicados a la caza, la pesca y la recolección de frutos, además de servir como ruta de comunicación. Las cercanías del río igualmente sirvieron para que en ellas se asentaran los primeros agricultores y ganaderos al final del Neolítico, allá por el año 3.000 a. de C., tal y como nos informa el arqueólogo J. Francisco Fabián.
EDAD DE LOS METALES.
Con el descubrimiento de los metales y la metalurgia empieza la Edad de los Metales, siendo el cobre el primero en emplearse, al que seguirán la aleación de bronce y el hierro. De la Edad del Cobre (años 2.400 a 1.800 a. de C.) se halla datado en el Museo de Ávila un poblado en Mingorría, y de esta época del calcolítico se exhibe en dicho museo un cuenco hemisférico y un útil de piedra tallada de considerable tamaño y forma lanceolada y dentada, procedentes de la citada localidad. En Mingorría y San Esteban de los Patos, aparecen parajes denominados con el nombre de «La Mina» como testimonio toponímico de las características geológicas de la zona, y las minas descubiertas bien pudieron servir para abastecer de mineral a los grupos prehistóricos locales.
La plenitud de la Edad del Cobre se caracterizó por la fabricación de un tipo de cerámica con forma de campana y decoración abigarrada y perfil, conocida como vaso campaniforme (años 2000 a 1.500 a. de C.). De la cultura del «vaso campaniforme» han sido encontrados importantes hallazgos en la ribera del río Adaja, como ha ocurrido en las fosas descubiertas en el paraje de «Valhondo» de Pajares del Adaja. También junto al Adaja, en «Las Cogotas» y «El Castillo» de Cardeñosa, se han constatado hallazgos campaniformes de carácter metálico, tales como leznas de cobre, un brazal de arquero y una punta pamela que se conserva en el Museo Arqueológico Nacional.
Como hemos visto, la ribera del río Adaja se ha caracterizado a lo largo de la historia por su idoneidad para los asentamientos humanos, los cuales también se producen en la Edad del Bronce (años 1800 a 700 a. de C.). Ejemplos de esta época los encontramos en «El Castillo» y «Las Cogotas» de Cardeñosa, y la «Gravera del Puente Viejo» de Zorita de los Molinos.
EL CASTILLO DE CARDEÑOSA.
El Castillo de Cardeñosa es un risco granítico de poco más de 1.100 metros de altura, situado al noroeste del cerro de «Las Cogotas», sobre una vega con prados. Los hallazgos descubiertos datan el yacimiento entre los años 1800 a 1500 a. de C., siendo propios del inicio de la Edad del Bronce. Los restos reseñados por Cabré y estudiados por C. Naranjo son piezas cerámicas lisas en vajillas y decoradas en tinajas, pequeños dientes de hoz de sílex, delgados brazaletes, algunos elementos de hueso y piezas metálicas como hachas, leznas y puntas palmela. En el Museo de Ávila está expuesto un fragmento cerámico de borde con impresión digital.
VALLE DE ZORITA DE LOS MOLINOS.
En el valle de Zorita de los Molinos, la Edad del Bronce Medio dejó también su impronta en un pequeño poblado datado hacia el 1750 a. de C. según González Tablas, donde se han encontrado abundantes restos de cerámica al sitio del «Pinar del Barranco de la Cruz», en el paraje de «Las Bragas». Sobre el puente de Zorita, por donde pasa la carretera de Mingorría a Las Berlanas, se divisa una planta de extracción de gravas y áridos situada en la margen derecha del río, frente a los restos de otro puente que se llevó el agua, de ahí la denominación Gravera de Puente Viejo. En esta zona fue descubierto un importante yacimiento de la Edad del Bronce datado entre los años 1500 a 1250 a. de C., el cual fue excavado en 1984 por González Tablas y Hortensia Larrén. El conjunto de materiales obtenidos en la excavación está compuesto por fragmentos de cerámica (cazuelas y cuencos con decoración impresa y lisa), ejemplares de sílex trabajado (puntas de flecha atípicas), restos faunísticos y fragmentos de barro cocido, los cuales se conservan en el Museo de Ávila.
LAS COGOTAS.
Sin apartarnos del río Adaja nos situamos, aguas arriba, en el Castro de Las Cogotas, excavado por Juan Cabré, a quien se debe la denominación de una cultura que se extendió por toda la Península, incluso por el sur de Francia. El grupo cultural Cogotas I tuvo su plenitud en el final de la Edad del Bronce (años 1200 a 700 a. de C.), caracterizado por dos de las técnicas con que se decoran sus cerámicas: escisión (vaciado con espátula) y boquique o punto y raya (a base de líneas en las que se rehúnden puntos con un punzón de hueso). De esta época se conserva una interesante hacha plana de bronce encontrada en el Castro de Las Cogotas que puede contemplarse en el Museo Arqueológico Nacional.
El Castro de las Cogotas está situado junto al río Adaja, a unos seis kilómetros al suroeste de Cardeñosa, en la carretera AV-804 de Ávila a Arévalo, por donde se accede a través de un camino. Con la construcción de la presa denominada también de «Las Cogotas», el acceso al castro puede hacerse fácilmente desde el desvío que sale del punto kilométrico 146,5 de la carretera N-403 Toledo- Valladolid, cerca de Mingorría. El castro es conocido desde 1876, con excavaciones sistemáticas realizadas por don Juan Cabré Aguiló en las campañas de 1927, 1929 y 1930, en esta última fue descubierta la necrópolis. El castro y necrópolis de Las Cogotas es el yacimiento más significativo de Ávila, el cual ha tenido gran trascendencia para el conocimiento de un amplio período de la prehistoria peninsular, dando nombre a dos períodos fundamentales: el Bronce Medio-Final, conocido como «Cogotas I», y la plena Edad del Hierro, o Hierro II, conocido como «Cogotas II».
La Edad del Hierro (siglos VII a I a. de C.) en Ávila alcanza su máximo exponente en el Castro de Las Cogotas de Cardeñosa, cuyo asentamiento vuelve a ser ocupado de nuevo. De esta última época son las esculturas zoomorfas y verracos de piedra encontrados en Las Cogotas, así como los que se hallan en Mingorría y en Santo Domingo de las Posadas; también en El Oso, pueblo cercano a Las Berlanas y Gotarrendura.
Las Cogotas es un castro estratégicamente situado, defendido por un doble cinturón amurallado y una zona de piedras hincadas, delimitando dos recintos, uno destinado a poblado, el más alto, y a encerradero de ganados el inferior. Los pobladores se dedicaban a la ganadería y la agricultura, y no destacaban por ser una sociedad guerrera, aunque poseían armas para protegerse. A través de los ajuares la necrópolis se ha fechado en su conjunto a lo largo de los siglos IV y III a. de C., y pudo ser destruido por los romanos o por los cartagineses. Los objetos hallados en Las Cogotas son muy numerosos.
Así, los hay metálicos de bronce (fíbulas y una espada) y de hierro (puñales, herramientas para trabajar la madera, el cuero y la piedra). También abundan cerámicas lisas, impresas y decoradas, tanto del Bronce como del Hierro. En el Museo de Ávila puede contemplarse una selección bastante significativa de dichos objetos.
LOS VERRACOS.
Los verracos son esculturas talladas en piedra de granito que reproducen toros o cerdos, los cuales adoptan una postura frontal y de pie. La dispersión geográfica de los verracos coincide, en líneas generales, con el territorio ocupado por los «Vettones». Las esculturas halladas en los castros que no fueron romanizados se pueden fechar desde el siglo IV a. de C. hasta el abandono gradual de estos poblados a raíz de la conquista romana, ya en el siglo I a. de C. Una muestra representativa de la cultura de los verracos lo constituyen las esculturas procedentes del castro de «Las Cogotas» y las existentes en Mingorría y Santo Domingo de las Posadas.
Los verracos de Cardeñosa proceden de «Las Cogotas», cuatro de las cinco esculturas que se conocen se hallaron junto al camino que conduce al segundo recinto amurallado, una parte del cual pudo destinarse a cumplir las funciones de encerradero de ganado. Lo anterior ha llevado a defender para estas esculturas un significado mágico o religioso, relacionado con la protección y fertilidad de la ganadería, la principal fuente de riqueza de estas poblaciones, según apuntó Cabré. Destaca entre las esculturas de Las Cogotas una parecida a un jabalí, y que actualmente se encuentra en la capital abulense, en la plaza de Adolfo Suárez. A la ciudad fue trasladado por orden del rey Alfonso XII en contra de los vecinos de la localidad.
El verraco de Mingorría se encuentra situado en el altozano donde se halla la emita de la Virgen, un lugar preeminente desde el que se divisan en toda su amplitud las estribaciones de la Sierra de Ojos Albos por el noreste, y la Sierra de Ávila y el cerro de Las Cogotas por el suroeste. A un lado pasa el camino que conduce a los molinos que hay en el río Adaja. Esta escultura zoomorfa es conocida como «el Marrano de la Virgen», y bien pudo cumplir funciones de protección del ganado o de acotamiento del territorio donde éste podía pastar.
El verraco de Santo Domingo de las Posadas es de proporciones más reducidas y está en peor estado de conservación, se encuentra situado junto al edificio de la casa consistorial. A este tipo de verracos de menor tamaño, como los hallados en Martiherrero, algunos investigadores les atribuyen características funerarias.
LOS ROMANOS.
La conquista romana de la Península Ibérica se inició en el año 218 a. de C. cuando pasó a ser escenario de la II Guerra Púnica entre Roma y Cartago. La civilización romana se mantuvo en la Península hasta llegado el siglo V de nuestra era. Hay restos que prueban que nuestra era y Cardeñosa bien pudieron ser ocupados por los romanos, y de esta época se conserva en el Museo de Ávila una moneda, un «As de Lucio Vero», procedente de Mingorría.
Dirigiéndonos desde Ávila hacia el norte por el antiguo camino que comunicaba la capital con Arévalo, todavía se aprecia el trazado de la conocida Calzadilla de Cardeñosa, con antecedentes romanos. El tramo visitable más interesante se encuentra a la altura del kilómetro tres de la carretera AV-804, cerca del puente de la Media Legua, por el que pasa la línea ferroviaria Ávila-Salamanca. Esta calzada está perfectamente señalizada como ejemplo de camino antiguo utilizado al menos desde época medieval para comunicar la ciudad de Ávila con la Moraña.
LOS VISIGODOS.
El pueblo visigodo, de origen germánico, hizo notar su presencia efectiva en Hispania a finales del siglo V, como culminación de una serie de invasiones y establecimientos de diversos pueblos bárbaros en la Península. Los visigodos, un pueblo eminentemente agrícola, dejaron restos de su cultura en parajes de Cardeñosa y Mingorría que se asoman al río Adaja.
El Castillo de Cardeñosa es el nombre que recibe el cerro elevado situado a unos dos kilómetros de Cardeñosa, hacia el Este, y es el mismo paraje donde ya se han reseñado otros asentamientos de pueblos prehistóricos. Aquí fue hallado en 1876 por A. Garcinuño un conjunto de piezas, atribuible a las épocas romana y visigoda, consistentes en pizarras con signos de escritura que testimonian la transición del mundo antiguo al medieval. En el Museo de Ávila puede admirarse una interesante colección procedente del municipio de Diego Álvaro, localizándose también en la guía de dicho museo un asentamiento en Mingorría. En Madrid, el Instituto Valencia de Don Juan conserva una patena de bronce de origen visigodo utilizada en la liturgia, procedente de Cardeñosa.
II. CATÁLOGO MOUMENTAL DE GÓMEZ MORENO.
La catalogación de los monumentos más significativos de los pueblos de la ribera del Adaja fue realizada por Manuel Gómez Moreno en 1900, a quien seguimos en este relato. El suyo es el primer inventario riguroso del patrimonio cultural de dichos pueblos. Gómez Moreno era un joven granadino de 20 años, licenciado en Filosofía y Letras y profesor de Arqueología en el Sacromonte, cuando recibió el encargo de realizar el «Catálogo Monumental de la Provincia de Ávila». Con este trabajo se iniciaba el catálogo monumental de España que había proyectado por el Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes.
A primeros del mes de septiembre, Gómez Moreno inicia el viaje en burro por la Moraña. Al principio recorre los pueblos serranos como Cardeñosa y Peñalba de Ávila, donde el terreno es ondulado y lleno de peñones graníticos; pero a partir de Las Berlanas empieza La Moraña, inmensa llanura «lévemente surcada por algunos barrancos y lomas, sin más horizonte que a la parte de Ávila, donde se ven bien lejos sus sierras y, al fin, la de Gredos y Montes de Toledo.
El terreno es todo de sembradío de cereales y este año han tenido gran cosecha. Los pueblos están divididos en barrios y la iglesia aislada. Es curioso y cortan la monotonía grandísima del paisaje algunas alamedas de chopos y álamos blancos, sembrados en los sitios frescos y que suelen denunciar la cercanía de los pueblos; además de higos y brevas se ve alguna mancha de monte. La gente ha perdido por completo el traje y las casas tampoco ofrecen nada especial; las hacen de adobe, pues por aquí no hay piedra para un remedio y aun la arcilla escasea».
De este viaje destacan los escritos dedicados al Castro de las Cogotas, la calzadilla romana y la Iglesia de Cardeñosa, y el paisaje que desde lo alto del cerro de las Cogotas se divisa. Después de Cardeñosa, el historiador se detiene en la Iglesia y la ermita de las Angustias de Las Berlanas para resaltar sus valores artísticos.
Finalizado el recorrido de La Moraña, el 15 de septiembre, Gómez Moreno toma el tren en Adanero para regresar a Ávila pasando por Sanchidrián, Velayos y Mingorría. A principios de octubre nuestro viajero coge de nuevo el tren que le lleva hasta Mingorría. En el recorrido por el pueblo, que por estas fechas festeja a la Virgen del Rosario, le llama especialmente la atención la escultura zoomorfa, cerdo o verraco, del siglo IV a. de C., situada en lo alto del cerro donde está la ermita, de la cual hizo un sencillo y bello dibujo con el que ilustró sus apuntes.
Terminada la visita a Mingorría es hora de buscar unos burros con los que continuar el viaje hasta Arévalo. Así, el joven profesor, nuevamente, se adentra en La Moraña, parando en todos los pueblos de su recorrido sobre los que escribe en el citado catálogo.
CASTRO DE LAS COGOTAS.
El despoblado de Las Cogotas, declarado Monumento Histórico-Artístico el 3 de junio de 1931, es un teso granítico desgajado de la sierra de Ávila, que desde el gran macizo de Villatoro corre hacia NE, hasta los berrocales de Cardeñosa, y cuya más oriental ondulación constituye precisamente las Cogotas. Su cúspide forma dos cabezos de peñas, y un collado poco extenso los une; el más alto atalaya gran territorio:
al N., el Campo de Pajares, a S., Ávila, de manera que bien podía prevenirse desde allí cualquier lejano peligro; enormes canchales la cercan al E., en áspero declive hasta el río Adaja, que allí serpentea, ceñido por formidables tajos a la parte contraria, que imposibilitan comunicarse con el cercano pueblo de Mingorría. Al S., un escalón de rocas corta la suave ladera que se inclina hasta el arroyo de la Rominilla, y allí cerca varias fuentes la proveen de agua. De N. a O., el terreno va espaciándose más y más en declive hacia el río, conforme éste se retira, pero sin dejar del todo su fragosidad, y hacia O. aisla el cerro una depresión en forma de collado, más grande que el de arriba, para erguirse luego hacia la sierra, enseñando de nuevo sus calvas y redondeadas crestas.
De los muros que protegían esta ciudad sólo se descubren algunas piedras en su asiento. Allí también hay tirados los pedazos de un toro de granito, sin cabeza y bastante grande, al que antes acompañaban otra efigie de toro menor, que dicen llevó a Madrid D. Emilio Rotondo, y una de berraco, trasladada a Ávila por iniciativa de D. Alfonso XII Al buen médico D. Fausto Rico débase el conocimiento de las Cogotas y las primeras exploraciones. De una excavación practicada por el Sr. Rotondo salieron más objetos. Por mi parte, hallé varios fragmentos de cobre y hierro y otro de hueso, una piedra cuarzosa muy desgastada por frotamiento, y ruedas de molino de mano hechas de granito, con taladro en medio y agujero para hacerlas girar.
Como a un kilómetro al N. de las Cogotas, en el profundo llano que por allí se tiende y cerca del molino del Castillo, hay otras señales de antigüedad, donde recogió el Sr. Rico una moneda de Teodosio y una tableta de pizarra con signos grabados. Más cerca de Cardeñosa fueron halladas otras monedas romanas, puntas de lanzas y flechas de hierro, una chapa de bronce repujada con figura de Hércules y tejas planas.
Entre Cardeñosa y Narrillos de San Leonardo, consérvase un largo trecho de calzada, que dicen es de romanos. Su empedrado forma cintas diagonales a trechos; sus bordes alzan guardarruedas a trechos, y sobre el arroyo de la Cañada hay un puentecillo en arco escarzano, de dovelas pequeñas sentadas a hueso.
IGLESIA PARROQUIAL DE CARDEÑOSA.
Se empezó a construir por la cabeza, con un ábside poligonal y estribos de gran desarrollo y de excelente sillería; pero quedó suspendida a la altura del basamento, y cuando se reanudaron las obras a fines del siglo XV, redújose considerablemente su magnitud y se hizo de mampostería. No obstante, resultó un edificio espacioso y bien decorado, con su capilla quedó suspendida, presbiterio con bóveda de ojivas de poca elevación, y tres elegantes naves de a tres grandes arcos semicirculares por banda y sus arquivoltas y pilares bordeados por series de bolas, como también los escarzanos que sostienen el coro a los pies, todo ello de muy buena construcción. Bolas también exornan las puertas y el púlpito de piedra.
La armadura de la nave central es ochavada por sus extremos, con bellos cuadrantes de lazo de ocho, ataujerado y entallado: almizate lleno de lazo de diez y seis, con racimos de mocárabes en los centros de sus ruedas, y faldones de menado, con almenillas pintadas en los chaflanes. Los pares, tirantes y arrocabe están cubiertos de entalladuras y lo mismo los colgadizos laterales y el suelo del coro; es una de las buenas obras mudéjares de la provincia.
El retablo principal fue hecho, al parecer por Rodríguez y Giraldo, pues se nota la mano de dos artífices y convienen con sus obras de la Catedral, especialmente el trascoro (fechado y documentado entre 1532-35 como obra de Pedro de Salamanca y Blas Hernández, yerno y colaborador de Juan Rodríguez).
Es de tres cuerpos, con columnas abalaustradas, tres calles de encasamientos, como de 0,85 m. de alto, entrepaños con hornacinas, pulseras laterales llenas de talla y frontón redondo; todo cubierto con relieves, estatuitas y dos tablas pintadas. En el siglo XVIII lo doraron de nuevo y taparon su centro con un manifestador de entonces.
En la sacristía hay un pequeño San Jerónimo, correspondiente al retablo. Los dos tableros del susodicho retablo, representan la Oración del Huerto y la Transfiguración. Puesta en un retablo churrigueresco, hay una tabla apaisada, de 1,90 m. de ancho, que representa el martirio de San Lorenzo, y su figura principal nos pareció inspirada en la estampa de Baniello; es de estilo italiano del siglo XVI, muy oscura de entonación. A los lados hay otras dos tablas pequeñas con pasajes de la vida del santo, de la misma mano.
En el retablo de la Virgen del Rosario hay otras cinco tablas de la vida de Ntra. Señora, correspondientes al estilo flamenco y algo italianizado de principios del siglo XVI. También hay un pequeño tríptico con la Virgen lactando al Niño y dos santos: siglo XVI, italianizante. En la iglesia destacan diversos bordados: Cenefa de casulla excelente, de estilo italiano; representan santos, y entre ellos Constantino y Sta. Elena, aludiendo a la Sta. Cruz, titular de la parroquia. También destacan unas Dalmáticas de terciopelo rojo, con adornos del Renacimiento débilmente estampados que se conservan en el Museo Diocesano de Ávila.
LAS BERLANAS.
Iglesia parroquial. Distribuido este pueblo de Campo de Pajares en barrios, se despoblaron algunos, quedando la iglesia en medio del campo y apartada de los dos barrios subsistentes. Data del siglo XVI, es de obra de tapias y rafas, en forma de cruz, y toda sencillísima, sin más de notable que la armadura morisca de la sacristía, ochavada de lazo de ocho y con sencillos adornos teñidos de negro, y, además, la del coro, puesto a los pies, con cuatro paños campo y de lazo, así como el alicer y viga, cuyos miembros tienen rosetas, o conchas entalladas, y de los centros penden dos racimos de mocárabes, de breve caída, pero preciosamente combinadas sus adarajas, que diseñan arquillos agudos.
Entre las pinturas de la iglesia hay una tabla de San Pablo sentado, casi de tamaño natural, correspondiente a la mitad del siglo XVI; estimable, sobre todo la cabeza; manos desproporcionadas (pintura totalmente perdida). También hay bordados de interés, como una casulla de brocatel precioso, semigótico, y con cenefa bordada de oro matizado, con imágenes; segundo tercio del siglo XVI; bien conservada. La ermita de las Angustias está en el barrio del Burgo y su capilla mayor ostenta otra armadura morisca, semejante a la de la sacristía de la parroquia.
MINGORRIA. En lo alto del cerro donde está la ermita, junto a Mingorría, permanece intacto un cerdo o verraco, el mejor de cuantos he visto en la provincia, y que recuerda por su actitud, como de acometer, los de Salamanca, probablemente más antiguos. Es de granito, como todos; mide 1,70 m. de largo, por 0,92 de alto, mira hacia oriente, y la cresta de su espinazo se interrumpe hacia el promedio con una cavidad redonda y plana, cuyo diámetro es de 0,18 m., y 0,11 su profundidad.
Lo mismo se observa en el famoso toro de Salamanca, y ambos casos sugieren la idea de si servirían para quemar dentro aromas o hacer libaciones (en realidad es el hueco donde se apoyaba una cruz). González Dávila cita otros en los llanos del Adaja, que son en Santo Domingo de las Posadas y otra en su alquería de los Yezgos.
SANTO DOMINGO DE LAS POSADAS. La iglesia parroquial es pequeña y poco elevada, formando tres naves y capilla mayor rectangular; arcos escarzanos y semicirculares, armaduras de par y nudillo, lisas; pilares y molduras, de lo semigótico del siglo XVI. Se conserva un Cristo crucificado del siglo XIV y otro grande del siglo XV. También hay los siguientes objetos de platería. Cruz de plata de 1,05 m. de alto; de las más hermosas, compuesta con elegancia y relevada con grutescos de bellísimo estilo; Crucifijo y medallas doradas con santos, no menos admirables; punzones repetidos de Alviz, como ensayador de Ávila, y de Domingo Martínez, que trabajaba hacia 1555 a 1562 y de quien catalogamos otras obras, aunque inferiores a ésta; estilo de Berruguete. Copón pequeñito; su alto, con la cruz, 0,22; con espirales de follaje, del siglo XV.
VEGA DE SANTA MARIA.
La iglesia parroquial es de construcción bien antigua, de albañilería, pues tiene un angosto presbiterio con bóveda de cañón y ábside con arco bien agudo; por fuera se le ve edificado con ladrillos, tendidos y de pie, como el de Orbita, y con una ventanilla en medio. La iglesia está cerrada al culto, y entre la mampostería de la fachada aparecen reutilizadas piedras con decoración de tipo visigodo: una con tres estrellas dentro de círculos y otra con círculo con estrellas y cabeza.
Las naves se rehicieron hacia fines del siglo XV, quedando muy estrecha la central, y las separan dos grandes arcos de cantería, escarzanos, y otro carpanel a los pies, de los que únicamente queda el arco carpanel de la nave del Evangelio, estando las dovelas de la nave de la Epístola distribuidas en el exterior de la iglesia. La armadura es morisca con lazo de doce ataujerado en los cuadrantes, y de ocho apeinazado en el almizate. Se conservan los restos del palacio del Marqués de San Saturnino, hecho de mampostería de granito, con matacanes sobre la puerta y arruinado.
PRÓXIMA ENTREGA: Pueblos del Adaja en el entorno de Ávila IV. Religiosidad popular en iglesias, ermitas y cruceros.