16 de noviembre de 2025

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De Crónicas

PUEBLOS MÁGICOS DE LA RIBERA DEL ADAJA EN EL ENTORNO DE ÁVILA (2). DEHESAS, CASERÍOS Y DESPOBLADOS

PUEBLOS MÁGICOS DE LA RIBERA DEL ADAJA EN EL ENTORNO DE ÁVILA (2). DEHESAS, CASERÍOS Y DESPOBLADOS
PUEBLOS MÁGICOS DE LA RIBERA DEL ADAJA EN EL ENTORNO DE ÁVILA (2). DEHESAS, CASERÍOS Y DESPOBLADOS
Jesús Mª Sanchidrián Gallego
  • 26 de Octubre de 2025

Siguiendo el recorrido de los ríos Adaja y Voltoya llaman la atención los grandes espacios ocupados por los encinares, y algunos pinares. En torno a ellos todavía se conserva el caserío surgido para la singular explotación agrícola y ganadera de la dehesa, nombre que reciben las fincas agrupadas en una única propiedad.

La tradicional utilidad de estos terrenos es el pasto para ganado, la resina, la madera, el carbón vegetal, la caza y el fruto de bellota, combinados con algunos cultivos agrícolas. El caserío responde a modelos característicos de la arquitectura popular, mezclados con ejemplos palaciegos. En las dehesas vivían y trabajaban guardas, mayorales, colonos agrícolas y otros campesinos, plenamente integrados en la explotación de la finca, mientras que sus dueños y propietarios la utilizaban para recreo.

Las tierras adehesadas son abundantes en la zona y se aparecen como prolongación del paisaje que bordea la capital abulense hacia el norte. Siguiendo entonces el curso del río Adaja nos encontramos en su margen izquierda con las dehesas «Pedro Cojo» y «Cabreras» en Cardeñosa; «El Chorrito», «La Aldehuela» y «Melón de Olalla» en Zorita de los Molinos; y «Navares» en Peñalba. La margen derecha, pasada la presa de Las Cogotas, se hallan las dehesas de «Yonte» en Ávila, y «La Malita», «El Ciego» y «La Veguilla» en Mingorría, además de una parte de «Olalla» y otra de «Navares» en Peñalba.

El río Voltoya baña las dehesas de «Aldealgordo» en Tolbaños, «Tabladillo» en Ojos Albos y «Las Gordillas» en Maello, donde está un cuartel de Velayos. También hay que decir que en Monsalupe está la dehesa del «Montecillo», en Cardeñosa la dehesa de «Ajates», en Maello, cerca del municipio de Santo Domingo de las Posadas, la dehesa de «Mingo Peláez», en San Esteban de los Patos la dehesa de «Navarrosa», en Tolbaños «La Nava» y en Escalonilla «La Albariza».

El recorrido presentado es un viaje por los términos municipales situados en la ribera del Adaja, el acceso a los mismos es la propia carretera que los comunica y vertebra, de donde salen multitud de caminos que se bifurcan con destino a las dehesas y caseríos. El punto de partida se puede fijar entonces en los núcleos de población. Llama la atención la singularidad de su ecosistema caracterizado por la presencia de pinos y encinas, e incluso diversas variedades de cultivos cerealistas y viñedos.

También destacan los caseríos dispuestos para la explotación agropecuaria de la dehesa, con ejemplos de arquitectura religiosa en «La Aldehuela» y «El Chorrito», y palaciega en «Aldealgordo», «Tabladillo» y «Las Gordillas», sin olvidar buenos ejemplos de palomares, molinos y otras dependencias. Las dehesas y los caseríos agrícolas dispersos por la zona demuestran antiguos modos de vida íntimamente ligados a la tierra de un indudable interés arquitectónico, etnográfico y medioambiental.

PEDRO COJO.

Fuera del municipio de Ávila, aunque casi como continuación geográfica del mismo, pues apenas hay accidentes que pongan límites naturales a este territorio, y siguiendo el curso del Adaja, a la altura de la presa de las Cogotas, en la margen izquierda de Cardeñosa se encuentra la dehesa de Pedro Cojo, después de las dehesas de Ávila que también bordean el río llamadas de «Verdeja», «Penarros» y «Pancaliente».

La dehesa de «Pedro Cojo» perteneció al Cabildo Catedral, y fue desamortizada y subastada por el Estado en 1865 en casi medio millón de reales. El monte se ve cruzado por la línea ferroviaria que va a Salamanca, en la ribera del río estaba el molino de «Pedro Cojo» que quedó bajo las aguas, y todavía se conservan las casas y dependencias agrícolas y ganaderas que servían a su explotación, a ellas se accede desde la carretera que va desde Ávila a Cardeñosa

EL CIEGO Y LA MALITA.

Al otro lado del río, las dehesas de la capital abulense de Aldeaciego», «Pedrosillo» y «Yonte», pasada la Presa de Las Cogotas, dan paso por los «Callejones de Chascarra» y el molino de «Trevejo» al monte de Mingorría. Este monte comunal de trescientas hectáreas de encinar también fue desamortizado a finales del siglo XIX pasando entonces a formar las dehesas de «La Malita» y «El Ciego», las cuales mantienen todavía las viejas casas de piedra donde habitaban las familias que trabajaban el monte, los encerraderos y algún palomar. Varios caminos que se dirigen a los molinos del río desde Mingorría surcan el encinar de estas dehesas.

CABRERAS.

Volviendo a la margen izquierda del Adaja, el monte que se asoma repleto de verdor oscuro pertenece a la dehesa de «Cabreras» que fue propiedad del ayuntamiento de Cardeñosa, antes de ser desamortizado y enajenado en 1862 por algo más de medio millón de reales. El monte ocupa unas trescientas hectáreas y actualmente tiene dos caseríos denominados «Cabreras de Arriba» y «Cabreras de Abajo», desde ellos se divisa toda la sierra de Ojos Albos, pues son una hermosa atalaya separada por el río. El acceso a estas dehesas coincide con el del Castro de las Cogotas, el cual parte desde la carretera de Cardeñosa poco antes de llegar al pueblo.

AJATES.

En la zona oeste del término de Cardeñosa se sitúa la dehesa de «Ajates», cuyo monte de encinas de unas ciento treinta hectáreas era propiedad del pueblo hasta que fue desamortizado en 1859. «Ajates» fue un asentamiento medieval que conserva el típico caserío agropecuario. El acceso a la dehesa se hace por la carretera de Ávila-Salamanca, desde donde ya se contempla el bello encinar colindante con la dehesa de «Manzaneros».

EL MONTECILLO.

Al norte de las dehesas de «Ajates» y «Manzaneros», por la carretera local que sale a la derecha de la carretera de Salamanca en el p. k. 13,5 se encuentra junto a la vía del ferrocarril la dehesa del «Montecillo», y ya en el término de Monsalupe. Su propiedad se hallaba muy dividida entre los vecinos, quienes obtenían del encinar todas sus utilidades. Actualmente, se conserva el antiguo caserío, el cual ha sido reconstruido y ampliado para finca de recreo y, en algún momento, para la cría de avestruces.

LA VEGUILLA.

Retomando nuestra ruta por el río Adaja llegamos a Zorita de los Molinos. A partir de aquí las encinas se entremezclan con pinos resineros y el terreno agreste deja paso a tierras cultivables. En la zona se situaba el caserío de «La Veguilla», llegando esta dehesa hasta el río donde crecen frondosos pinos y se halla el molino del «Cubo». En la margen opuesta de la izquierda está el caserío del «Chorrito», y más adelante la dehesa de «Olalla». Las tierras de «La Veguilla» se ven atravesadas por el arroyo «Regajal» que desemboca en el Adaja, después de dejar tras de sí frondosas arboledas de chopos que crecen en galería.

Por lo demás son ricas tierras de secano que ocupan más de cuatrocientas hectáreas, de las que la mitad pertenecían al Duque de Montellano y otras al Cabildo Catedral que fueron desamortizadas en 1844. En medio de la explotación se conservan las ruinas del caserío que ocupaba unos mil metros cuadrados, y se aprecian los restos de cobertizos, cuadras, pajares, cijas y dependencias donde habitaban los colonos. El acceso a «La Veguilla» se hace fácilmente desde la carretera de Mingorría a Zorita, desde donde ya se divisa.

EL CHORRITO.

El caserío del «Chorrito», cercano a Zorita desde donde se accede, fue antes una finca de recreo construida por el General y ministro de la Guerra Eduardo Bermúdez Reina a finales del siglo XIX, llamándose, en honor a su esposa, «Villa Julia». Actualmente, el caserío que servía de estancia y a la explotación agrícola ha crecido en número de viviendas de segunda residencia, conservándose todavía la antigua ermita que mandó hacer el general, además de útiles de labranza y un carro pintado en excelente estado. Antiguamente, un puente de madera comunicaba esta finca con las tierras del otro lado del río donde abundan los pinos resineros y se encuentran las ruinas del molino del «Cubo».

OLALLA.

A continuación del «Chorrito» se encuentra la dehesa de «La Aldehuela» y de «Olalla» o de «Melón y Olaya». Estas tierras eran propiedad de Celedonio Sastre, quien supo hacer prosperar una rica explotación agropecuaria. Esta dehesa combina las tierras de cultivo, los viñedos, encinas y sobre todo pinos resineros. Por el noroeste linda con la carretera de Zorita en dirección a Las Berlanas desde donde se accede; atraviesa la dehesa el arroyo de «La Chavata», limita al Este con el río Adaja que en algún tramo cruza la finca, y se extiende hasta la dehesa contigua de «Navares». Las tierras han sido divididas y actualmente tiene varios propietarios, manteniéndose la ermita y el caserío de «La Aldehuela», el molino del Vego, en el que convivían molineros y resineros, la caseta de la era, un palomar y el antiguo caserío de «Olalla» que se sigue conservando en buen estado.

NAVARES.

El Adaja después de bañar los campos de «Olalla» por su izquierda, y el municipio de Pozanco por la derecha, llega a las tierras de la dehesa de «Navares», perteneciente al término de Peñalba. A esta dehesa se llega por el camino que une la carretera de Vega de Santa María a Gotarrendura con la carretera de Zorita a Las Berlanas. Aquí destaca la explotación agropecuaria que mantiene la cría de cerdos ibéricos y de ganado «limusina» puro. La dehesa es un antiguo despoblado medieval que fue propiedad del Monasterio de la Antigua de Ávila, conserva una importante masa arbórea de encinas y pinos, habiéndose reconstruido el viejo caserío con todas las comodidades que requieren actualmente los trabajadores del campo. A orillas del río permanece en ruinas el molino conocido como «el del Prior», pues fue dejado en testamento al prior del monasterio.

NAVARROSA Y LA NAVA.

Para acercarse a las dehesas y caseríos situados en la zona del río Voltoya, el viajero puede tomar la carretera que sale de Mingorría a San Esteban de los Patos. En este pueblo se encuentra la dehesa de «Navarrosa», en la cual se conserva el característico caserío de piedra formado por las dependencias propias de la explotación agropecuaria, que todavía sirven hoy para la actividad ganadera que se sigue realizando. Cerca de «Navarrosa» se encuentra la dehesa de «La Nava», a la que se accede desde Gallegos de San Vicente, al estar situada en sus inmediaciones.

El caserío de la dehesa es el típico para las faenas agrícolas y ganaderas, y su monte está poblado de encinas, el cual fue de titularidad pública hasta su desamortización en 1859. Al sur de «Navarrosa» y «La Nava», pero perteneciente al municipio abulense, se encuentran las dehesas de «Mari García», «Testadores», «El Burguillo», «Encinas», «Palazuelos», «El Pinar» y «Zurra», las cuales bien merecen una ruta específica en otra ocasión.

ALDEALGORDO.

Desde San Esteban de los Patos la carretera continua su trazado hasta Tolbaños. Desde aquí sale un camino que conduce hasta la dehesa de «Aldeagordo», la cual fue propiedad del Conde de Polentinos, después del Marqués de Torrecilla y Valdeolmos, y actualmente del conde de Villagonzalo y Marqués de Scala. Esta dehesa es de una gran belleza natural donde destacan sus encinas centenarias, está atravesada por el río Voltoya, en el caserío destaca la residencia «palaciega» de buena arquitectura donde pernoctó el rey Alfonso XIII y su esposa doña Vitoria, una antigua iglesia rodeada de bellos jardines y una fuente, un molino y los esquileos de antaño con las dependencias necesarias para tratar la lana.

TABLADILLO.

El río Voltoya que pasa por «Aldealgordo» puede cruzarse por un vado que comunica esta dehesa con la cercana de «Tabladillo», que antes fue un antiguo asentamiento medieval. En «Tabladillo» destaca uno de los mejores palacios rurales que pueden verse; su construcción se inició en el siglo XVI, aunque posteriormente sufrió distintas intervenciones. El palacio fue promovido por Antonio Núñez Vela, hijo de quien fue virrey del Perú, es de estilo renacentista y recuerda a las lujosas villas italianas. En su entorno se halla el caserío dedicado a la actividad agrícola y ganadera de la dehesa, la cual cuenta también con un molino en el Voltoya, cercano al molino de Tolbaños, y una gran masa arbórea.

LAS GORDILLAS.

Retomando el curso del río Voltoya pronto llegamos al caserío de las dehesas de «Las Gordillas», situada junto a la carretera local que une los pueblos de Velayos y Maello. Esta dehesa de 1.732 hectáreas estaba dividida en tres cuarteles: «El Molino» o de Maello con los sectores del puente y el molino, «El Torreón de Armenteros» o de Saornil, y el cuartel de Velayos.

En «Las Gordillas» doña María Dávila fundó en 1502 el convento de Santa María Jesús, y la dehesa fue propiedad desde entonces de las Clarisas de Ávila, hasta su venta forzosa en 1842 en cuatro lotes al amparo del proceso desamortizador iniciado por Mendizábal. El complejo arquitectónico que configuran los distintos caseríos repartidos por «Las Gordillas» enseguida despierta gran interés para el viajero por su entorno paisajístico y la singularidad de sus construcciones del siglo XIX.

CUARTEL «EL PUENTE» Y «EL MOLINO».

Situándonos de nuevo en el río Voltoya, sobre el puente por donde cruza la carretera que va de de Velayos a Maello, y en este término municipal, podemos admirar los vestigios del antiguo convento de las Clarisas en un torreón utilizado como palomar, construido en mampuesto combinado con sillería y ladrillo en los esquimales, que todavía conserva huecos rematados con arcos de medio punto. En este mismo lugar del cuartel de Maello, Ramón Castillo García pro- movió una residencia recreativa y solariega de dos plantas conocida con el nombre de «El Jardín», donde se mezcla el mampuesto con el recercado de ladrillo visto en huecos. En las inmediaciones hay otras construcciones tales como un molino abandonado que recogía el agua del arroyo de mampuesto con, unos corrales, unas viviendas y otras dependencias. Desde aquí puede tomarse el camino que discurre paralelo al río, pasando por un antiguo tejar, hasta llegar al sector denomina- do «El Molino», donde se hallan los restos de un grandioso molino harinero y el típico caserío agropecuario.

CUARTEL DE SAORNIL O «TORREON DE ARMENTEROS».

Volviendo al caserío del Puente, desde la carretera en dirección a Velayos, a la izquierda sale el camino de «Aldealgordo», junto a la margen izquierda del Voltoya. Por este camino también se accede al «Torreón de Armenteros» o cuartel de Saornil, ya que se comunica con este lugar. Aquí, rodeado de grandes encinas y buenos pastos, don Francisco Castillo García construyó en 1907-1908 un moderno edificio de dos plantas, cubiertas a cuatro aguas, paramentos de mampostería y ladrillo visto, jardín delantero, y corrales con dependencias subsidiarias en la parte zaguera. Las construcciones, bien ejecutadas y con igual estilo que las realizadas en el sector del puente, son las más importantes y amplias de todas las dehesas visitadas, destacando hasta las paneras, pocilgas, cuadras y pajares y un potro de herrar.

CUARTEL DE VELAYOS.

Retomando la carretera de Velayos-Maello en dirección al primer pueblo. A unos kilómetros dejamos a la derecha unas edificaciones secundarias utilizadas para el ganado, y pronto llegamos a la estación de tren de Velayos. Antes ya habremos divisado una casa señorial, que fue la residencia de recreo conocida como «El Jardín» y caserío «Torreón de Velayos». Construida por don Ramón Soriano Pelayo hacia 1880, la residencia Principal es un edificio cúbico de piedra labrada con pequeños remates de ladrillo, tiene dos plantas con sótano y desván abuhardillado, y dos alas de una altura ocupadas por paneras.

Cerca de la casa hay un palomar, cuadras, un garaje, un invernadero, un molino de viento para dotar de agua a la casa y a un amplio jardín. Frente a la casa cruza un cordel de ganados que pasa debajo de la línea del ferrocarril por donde se llega en dirección sur a Saornil.

MINGO PELAEZ.

Desde la estación de Velayos, en dirección a Santo Domingo de las Posadas se encuentra la urbanización de viviendas unifamiliares «Pancorbo», al sur de la cual se halla la dehesa de «Mingo Peláez». El caserío casi arruinado de esta dehesa, a la que se accede desde Santo Domingo es conocida como «El Jardín» y caserío «Torreón de Velayos». Construida por don Ramón Soriano Pelayo hacia 1880, la residencia principal es un edificio cúbico de piedra labrada con pequeños remates de ladrillo, tiene dos plantas con sótano y desván abuhardillado, y dos alas de una altura ocupadas por paneras. Cerca de la casa hay un palomar, cuadras, un garaje, un invernadero, un molino de viento para dotar de agua a la casa y a un amplio jardín.

Frente a la casa cruza un cordel de ganados que pasa debajo de la línea del ferrocarril por donde se llega en dirección sur a Saornil y a Escalonilla, donde se encuentra la dehesa de «La Albariza», o desde la carretera que se dirige desde este pueblo a Mingorría, destaca por un impresionante palomar cilíndrico de ladrillo visto.

El edificio principal destinado a residencia de su propietario es de dos plantas realizadas en mampostería y rematada en ladrillo en el mismo estilo que «Las Gordillas». Las construcciones secundarias de inferior calidad están destinadas a viviendas del guarda y otros campesinos, a paneras, cuadras, encerraderos, pajares, etc., lo que demuestra la gran actividad agropecuaria que se desarrollaba en la dehesa.

DESPOBLADOS.

Son numerosos los paisajes existentes en nuestros municipios donde se han encontrado restos de antiguos asentamientos humanos, son los despoblados. Estos lugares, actualmente deshabitados, conocidos también a través de distintas fuentes escritas, o testimonios toponímicos, singularizan una parte interesante de la pequeña historia de los pueblos actuales que se remonta a la Edad Media, coincidiendo con la ocupación de los territorios reconquistados a los musulmanes.

En estos despoblados descubrimos los lugares donde se emplazaron los primitivos pobladores de esta tierra. En el recorrido sobre el terreno pueden verse vestigios importantes de aquellos, muchos de ellos ocupados actualmente por caseríos o dehesas, por lo que su contemplación nos transporta a épocas pretéritas. Aquí seguimos la ruta que define la carretera AV-804 de Ávila-Arévalo por Cardeñosa, y la carretera N-403 Ávila-Arévalo por Mingorría, cuyos tramos separados por el río Adaja se ven unidos por Zorita de los Molinos y Vega de Santa María. Seguidamente, tomamos la dirección este desde Mingorría hasta la zona de Tolbaños y el río Voltoya. En todos los pueblos que nos encontramos a lo largo del viaje hay despoblados que merecen conocerse, si quiera sea a título documental e informativo.

Situándonos en el término municipal de Cardeñosa, al sur del mismo, distante unos tres kilómetros del pueblo, la derecha de la línea férrea y a cien metros del límite con La Alamedilla del Berrocal, se encontraba el despoblado de «Muñoendra» que actualmente parece corresponderse con el nombre de «Cenalmor», donde quedan restos de habitaciones del siglo XVI. Al Oeste del pueblo se halla el despoblado de «Ajates», junto al caserío de la dehesa del mismo nombre. Igualmente, los despoblados de «Pedro cojo» y «Cabreras» están en el lugar que ocupan las casas de las dehesas que bordean el río Adaja.

En esta misma zona, poco antes de llegar a «Cabreras» se hallaba el despoblado de «Conejeras», donde todavía se conservan los restos de una interesante ermita. Por el cobro de los diezmos de los despoblados de «Conejeras» y «Miguel Cobo» se originó un pleito entre las parroquias de Cardeñosa y Zorita en 1740 que ganó ésta última. En esta misma zona, en el cruce de los caminos de «Las Apartadas» y de Zorita, se hallaba el despoblado de «Rehoyo».

Adentrándonos ya en el municipio de Peñalba debemos saber que a su parroquia pertenecían las iglesias de los lugares que quedaron despoblados mediado el siglo XVII. Como testimonio de asentamientos resultan interesantes los restos del despoblado de «Garosa», situados junto a la carretera que une Las Berlanas y Zorita, y al camino que va desde Peñalba a Nabares. Las ruinas del torreón de Garoza son una buena muestra de la iglesia que se cerró al culto en 1619 ante el abandono del lugar. Las llamadas «Casas de Navares» situadas en la orilla izquierda del Adaja ocupan un antiguo despoblado de igual nombre. Al norte de la dehesa de «Navares» y a orilla del río Adaja, frente al molino de «Los Pobos», se encuentra el despoblado de «Sanases» (hoy término de Sanases).

En el municipio de Las Berlanas, quedan vestigios de «Los Ángeles», un despoblado situado al noreste del barrio de La Aldehuela, a un lado y a otro del camino de Gotarrendura a Peñalba. Otro despoblado del lugar es el denominado «Carrascal», que se halla al Este de Rivilla, a la izquierda y lindando con la carretera de Las Berlanas a Zorita de los Molinos, frente a la piedra kilométrica 1,00, donde antiguamente estaba la cruz de la plaza de Rivilla. Volviendo al cercano pueblo de Monsalupe, y lindando con la vía férrea, al norte del camino de Muñoyerro a Las Berlanas, se encuentra el despoblado llamado «La Rad», del que da cuenta Madoz en su diccionario.

Junto a la triple mojonera de los términos de Gotarrendura, Peñalba y Hernansancho, aunque perteneciente a este último, se halla el despoblado de «Guaraldos», donde se han encontrado abundantes restos de edificaciones. El lugar está al lado derecho de la carretera que se dirige desde Gotarrendura a Vega de Santa María, por el camino que va al molino de «Los Pobos».

Desde Gotarrendura nos adentramos en el municipio de Vega de Santa María, y aquí en la ribera derecha del Adaja se halla el despoblado de «Saornil de Adaja», junto a un arroyo del mismo nombre.

Al NE, junto a la laguna de «Las Eras», todavía se recuerdan las rogativas a la iglesia de Santa María, cuyo nombre conserva el despoblado conocido como «Santa María de la Calzada», donde abundan res- tos de edificaciones. Al NO, en el alto de San Pedro, se recuerda la existencia de una ermita como resto del despoblado de El municipio de Velayos, se encuentra al Este de La Vega, del que le separa la carretera N-403. En la parte norte del término, en lo alto del montículo llamado «El Cerro» donde se han encontrado abundantes restos se halla el despoblado de «Garci Acenar», aunque su nombre prácticamente se ha perdido.

Al SE, lindando con la vía férrea y la divisoria con Maello, se recuerda el nombre y se han hallado abundantes restos del despoblado de «Malucos». Al NE, a unos tres kilómetros, y nada más pasar la vía férrea se conserva un elevado torreón del despoblado de «La Puebla», llamado también «La Aldehuela». Al norte de Vega de Santa María, en la ribera derecha del río Adaja y ya en Blascosancho lindando con el camino de la Virgen, se han encontrado restos del despoblado de «Porquerizos».

Desde Velayos sale la carretera local que se dirige por el Este a Maello, y a mitad de su recorrido, por donde pasa el río Voltoya, se encuentran los restos del despoblado llamado «Las Gordillas» o «Villadey de las Gordillas», que cuando era villa se componía de 20 casas y un convento de las Clarisas, las cuales se trasladaron a Ávila en 1520. Actualmente, el lugar está ocupado por un caserío agropecuario y una casa de recreo.

En el término municipal de Santo Domingo de las Posadas, y en la zona que se extiende por el sur junto a la carretera de Mingorría, se encuentra el despoblado de «Los Diezgos», cuya dehesa fue del Cabildo Catedral hasta su desamortización en 1843. Al SE, junto a la vía férrea se hallan los despoblados de Maello «Aldeanueva» y «Mingo Peláez», este último conserva el caserío propio para la explotación de la dehesa.

Al Oeste de Mingorría, pasado el río Adaja, en Zorita de los Molinos, la «Crónica de la Población de Ávila» escrita en 256 cita el lugar de «El Castaño» como uno de los primeros asentamientos medievales, si bien no se conserva este nombre bien puede corresponderse con el paraje de «Los Caleños». Al norte de Zorita, en la margen izquierda del río Adaja, frente a la confluencia del arroyo Regajal, donde todavía se ven restos del molino «Piar», debió estar el despoblado conocido como «Escarga María».

Volviendo a Mingorría, cerca del lugar donde está la ermita de la Virgen, se sitúa el despoblado de «San Cristóbal», conocido hoy como «Los Villares», donde han sido halladas sepulturas y lápidas. Al NO de Mingorría, por el camino de Escalonilla, y en el término de este lugar, antes de cruzar la línea férrea, lindando con el arroyo Zarzalejo, se encuentra el despoblado de «Zarzalejo», que fue propiedad del Cabildo Catedral hasta su desamortización en 1844, donde se conocen restos de edificaciones.

Finalmente, desde Mingorría una carretera local nos lleva hasta Tolbaños, después de pasar la vía férrea y San Esteba de los Patos. Llegados aquí, a la izquierda salen los caminos que conducen a los despoblados situados en las dehesas cercanas a Saornil de Voltoya llamadas con el mismo nombre «Armenteros», y «Aldealgordo». También en Saornil, en las confluencias de los cordeles de ganado que atraviesan los montes situados al norte, se encuentra el despoblado «La Dueña», conocido también como «Los Villares». Por último, cerca de Tolbaños, en torno al lugar de la Venta de San Vicente, se encuentran los antiguos despoblados de «Albariza» y «Alameda de las Requenas», donde existe un caserío habitado.