05 de diciembre de 2024

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De Crónicas

PALABRAS DE POETA, EN EL ÚLTIMO POEMARIO DE Mª VICTORIA MUÑOZ ARENAS

PALABRAS DE POETA, EN EL ÚLTIMO POEMARIO  DE Mª VICTORIA MUÑOZ ARENAS
PALABRAS DE POETA, EN EL ÚLTIMO POEMARIO  DE Mª VICTORIA MUÑOZ ARENAS
Jesús Mª Sanchidrián Gallego
  • 18 de Noviembre de 2024

«Palabras, pájaros y cobijo», es el título del segundo poemario escrito por María Victoria Muñoz Arenas, publicado en la Colección Baños del Carmen por Ediciones Vitrubio, y cuya presentación tendrá lugar el próximo martes 19 de noviembre de 2024 dentro del programa «El Episcopio presenta …» (Pza. Catedral, 2, 19:30 h.). 

El acto contará con la presencia de la autora, que estará acompañada por el editor Pablo Méndez Jaque y quien suscribe. Además, habrá varios momentos musicales a cargo de  María García y Clara Álvarez.

María Victoria Muñoz Arenas es una maestra, pedagoga y profesora; licenciada en Filosofía y Ciencias de la Educación y enseñante de matemáticas. Y sobre todo, es poeta, poeta de calle, poeta humanista y sentimental, actividad recuperada ahora con tiempo e intensidad en la etapa de jubilación. Nació María Victoria en Ávila, aunque su familia lo hizo en la tierra llana abulense de la Moraña transitando con su abuelo por Rasueros y Cebolla de Trabancos. Y en esta tierra conoció a su marido Emilio Escudero, natural de Albornos.

La vocacional poeta fue maestra de escuela rural en León y en Ávila, pasando por El Barraco y Navaluenga. En la capital estuvo en el colegio Santísimo Rosario (Mosén Rubí) y en «La Encarnación». Pasó también por el Centro de Formación del Profesorado e Innovación Educativa (CFIE). Dio clases a los niños hospitalizados, participó en el movimiento vecinal en el que se crea la Asociación de Vecinos «Puerta del Alcázar», y ejerció el voluntariado en Cruz Roja, organización que presidió.

 Además de publicar un poemario anterior (Poesía: la ecuación perfecta, Amazon, 2022, 104 págs.), nuestra protagonista ha participado en antologías y obras colectivas como: Cuadro de belleza y armonía, en torno a San Pedro de Alcántara; Versos para la paz, en favor del pueblo ucraniano; y Madrigales en tiempos de pandemia, en conmemoración del premio de Poesía Fray Luis de León.

También lo ha hecho en líricas lecturas públicas dedicadas a San Juan de la Cruz y a Santa Teresa en Narros del Puerto. De la misma manera, ha cantado en la Moraña al pueblo de El Oso en una noche de poesía, y ha colaborado en la revista de arte y cultura Atticus y la revista literaria El Cobaya. Como conferenciante participó en el ciclo de la Biblioteca de Ávila «El donoso escrutinio» y en otra ocasión defendió en El Episcopio la figura de Elena Fortún, famosa por su personaje «Celia».

Este segundo poemario es casi una crónica sentimental de vida y poesía. Por sus versos sabemos de cuanto rodea e inquieta a la maestra, y sobre ello la interrogamos. Las respuestas las encontramos en las letras que componen estrofas y notas melódicas que dan forma a los 44 poemas del libro:

PREGUNTA. ¿Quién es María Victoria Muñoz Arenas?

RESPUESTA: «Yo, María Victoria, no soy poeta. / Yo no soy vieja. / Mi futuro fue ayer y es hoy. / Mañana más anciana. / Y pasado mañana más senil / más vejestorio, más achacosa. / Soy longeva como Matusalén / y más madura y veterana. / No soy vieja, por los años de los años, /amén. / (…) Estoy segura: yo quiero ser poeta».

«En mi ancianidad / recuerdo y acuerdo / recapacito, recapitulo / conmemoro y rememoro, / para no echar en saco roto / la memoria de las cosas».

P. Dices que no eres poeta, pero quieres ser poeta. ¿En realidad, te sientes poeta?

R.  «Qué siente un poeta, me preguntas: / es una pasión y un desconsuelo, / una llama interior que hiela el alma, / un gozoso tormento de palabras y silencios, / una congoja desasosegada y sosegada, / una cadena de versos sueltos, / un morir viviendo cada vez que creas».

P. Palabras, pájaros y cobijo, ¿qué transmite el título del libro?

R.  Palabras: «Acariciar palabras / y empapelar la casa con mis versos / para dejar rastro». «Mañana, ya es casi nada, / quiero aderezar letras / y engarzar palabras, en ese todo que es la vida». «Hay días: / que sacas, de tu garganta las palabras / y la medida y la sonrisa regresan, / y vuelven, porque el amor de madre sabe / pisar cristales descalzo cuando pasa por el río».

Pájaros: « ¡Ha llegado el encanto de los pájaros! / Es abril, lo canta el cuco y al trisar la golondrina / ¡Ya está aquí el estío! pía la alondra saltando».

Cobijo: «Te cobijo / no más llantos /  no tengas pena niña. / Yo te arrullo y  cantaré». «Me cobijo. / Transciendo / soy yo misma / me encuentro»                            

P. ¿En qué momento de tu vida has decidido regalarnos los versos de este último libro?.

R. «De repente: /  la edad tardía. / La transito y es difícil. / Ya no me contemplo / en los espejos de las carencias, / porque me devuelven un retrato / que no quiero ver». (…)

«En mi edad madura / habito en mi morada, / mi refugio, mi cubil / con mi amnesia cohabito / y en tu presencia repaso / la luz de mis vivencias. / En mi ancianidad / recuerdo y acuerdo / recapacito, recapitulo / conmemoro y rememoro, / para no echar en saco roto / la memoria de las cosas».

P. ¿Qué importancia tiene la familia en tu obra?

R. Toda, de ahí las dedicatorias de mis libros: «A mi marido, Emilio y a mis hijas, Marta, Victoria y Sara, candelas en mi sendero». Mis nietos, son siempre la rima de un buen verso.

P. ¿Cuál la razón te tu escritura? ¿Qué te motiva? ¿Por qué escribes?

R. «Escribo: /es una necesidad aprehendida / porque hay una voz interior, / que me llama / y presta su luz / en el crepúsculo de mi momento. /

Escribo: / porque quiero dar oído a los silencios / de los ancianos en el parque. / Quiero escuchar los murmullos de niños y niñas  /en los patios de la escuela. / Quiero oír el trino del pájaro solitario / para componer una sinfonía».

P. ¿Cómo te concentras en la escritura?

R. «Juego con el yo poético / y busco: acordes de armonía y ritmo / y notas que se engarzan en escalas / y a mi yo dan  poemas sinfónicos». Más aún, «Pespunteo mi poesía. Para coser y festonear / un tapiz que cuente escenas de vida / puntada a puntada hilvanando hebras / y no duerma la imaginación en el olvido». (…) «Busco versos / que engarzados, /  pueden contar: / sobre esa luz que ampara / los levantes de la aurora / en el misterio de la noche.

P. ¿Qué haces en esos días raros si no llega la inspiración cuando te sientas a escribir?

R. «Algunos días no me / entiendo, no me hallo. / Deseo vivir / en el país de las maravillas, / en el país de los sueños / y los sueños, sueños son». «Hay días que escribir / es como una /sinfonía, otros días, ¿para qué? / tiro las letras / y que jueguen a enredarse / y se hagan nudos».

P. Cuando escribes, ¿estás en silencio, a solas, sin ruido, o lo haces escuchando música ?.

R. «Escucho / el silencio de la música / con silencios / muchos silencios. / Cierro los ojos / susurro / gozo de la armonía de las voces / que salmodian los monjes / y me arrullan / me serenan. / Sonrío / respiro y tanteo».

P. ¿Qué papel juega en tu poesía el día a día?

R. «Vivo en los recuerdos del ayer y se amontonan / tantos días, tantos años que apenas resta un futuro, / mañana es como un relato escrito con nostalgia. / Los días del anciano son muy sabios, pero cortos / son muy largas las noches / aguardando la espera. / Mañana, como un futuro sin futuro es hoy tal vez».

P. ¿Algún recuerdo concreto que haya calado en este último poemario?

R. «… el viaje al pueblo de los veranos: / el trayecto en tren de carbón, el coche de línea / con baca, el carro, por asientos los costales, / traqueteos por caminos pedregosos y al fin… el hogar. /… te ibas por los campos de mies, / dorados por la mano de esa tierra / de trigo y versos dulces y temblor / en los sembrados. Saludando a segadores / que chorreando fuego su hoz levantaban, / gavillas perfectas cortaban el aire. / Después a la era, a merendar con el abuelo / que trillaba…»

P. Y de amor, ¿qué puedes decir?

R. «En estación deshabitada y fantasmal / de una aldea lejana y abandonada / nos refugiamos agotados / a vivir un amor desorbitado y eterno, / tuyo y mío, solos los dos. / En un lugar de encuentros y despedidas / de llantos y risas, lleno de pasados / sellamos el hogar para siempre / enredados como pájaro en jaula ajena» (...) 

«Y cuando el amor nos llama / hay que seguirlo, / hasta que quieras y quiera. / Hasta que queramos los dos».

P. ¿Sientes el paso inexorable del tiempo?

R. «La vida se me escapa en cada otoño. Me / acompañan conciertos vespertinos y / restituyen en mi corazón / los recuerdos de amores imposibles. / (…) La vida, se me escapa en cada otoño / ensancha mi espíritu melancólico por / tantos años y tan pocos años / por olvidos y sueños increíbles. / Me duele el otoño».

P. Dada tu sensibilidad humanista, ¿cómo tratas el tema de la guerra y las amenazas a la paz mundial?

R. «El desgarro que las guerras producen / extensos ríos de llantos perforan los rostros / qué aterrador es oír hablar de tristes batallas / los martillazos, la muerte, la angustia / es como si pasara corriente: abrasador,  intenso, poder / es opresivo en la guerra, es imposible para la paz». (…)

«Y me llevan a una guerra tan / absurda, sin haberme preguntado mi / voz, / sin haberme despedido de ti, / sin haber entendido el porqué y el para qué /esta guerra. / (…)  Me llevan sin poder conocer el Amor, / con mi corazón lleno de poemas, versos y  / palabras y mis ojos llenos de lágrimas, y / abiertas las manos, / pidiendo que las guerras acaben».

P. ¿Y qué piensas en poesía sobre los más desfavorecidos?

R. «No me gusta pasar por el mundo sin ver. / No me gustan las noticias: / los enfermos que mueren en soledad, / los sintecho, desposeídos, /… los ancianos invisibles… / No quiero encontrarme / los niños y las niñas sin escuela, sin futuro».

P. En esta ocasión, el paisaje y la naturaleza también son imágenes que se suceden en los últimos versos, ¿no?

R. Efectivamente, estos son algunos ejemplos: «El bosque es una gran orquesta orquestada / de lenguajes e himnos e inacabada, de bullicio, / donde cada uno entona como puede y sabe».

«Paseando por esos campos de la tierra mía / llegué al Paseo del Rastro, / me di de ojos con la luna blanca, / habitando el azul celeste, /en competencia con el sol / que abriga los inviernos». «Y, a veces, permitir que me escondan nubes / para llorar  como el diluvio sobre los campos recios / y así hoy, ayer y tal vez mañana». «En abril el de las lilas / y las flores a porfía / en el jardín te veía / reflejada en mis pupilas».

«Escribo: / porque miro y quiero ver / con los ojos del  cuerpo y con los ojos del alma / los cerezos de mi jardín, / que ya visten de nácar y relucen / más allá del infinito…. Para pregonarlo». « ¡El cerezo ha florecido! / Cuenta el jilguero al trinar. / El naranjo ha despertado, / ¿huele usted ya, el azahar? / Abra la ventana madre. / Ábrala de par en par».

P. Finalmente, hablemos de autores de la literatura universal. ¿Con cuáles te sientes más atraída?

R. Ahí van algunos nombres y citas sugestivas.

Jaime Gil de Biedma: «Que la vida iba en serio / uno lo empieza a comprender más tarde».

Chantal Maillard: «Escribir  para curar (...) Escribir  para sentirse  viva».

Wislawa Szimborska: «Nada ocurre dos veces».

Luis Cernuda: «Para unos vivir es pisar cristales  con los pies desnudos; / para otros  vivir es mirar el sol frente  a frente».

Juan Ramón Jiménez: «Novia del campo, amapolita, amapola / ¿Te quieres casar conmigo?».

Luis Pimentel: «Por qué un pájaro es siempre cosa nueva para nosotros».

Tagore: «El bosque sería muy triste si solo cantaran los pájaros que mejor lo hacen». León Felipe: «Volveré