06 de septiembre de 2025

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De Crónicas

JOSÉ LUIS GUTIÉRREZ ROBLEDO (1950-2019): ‘AQUÍ, FRENTE A TI, CIUDAD VIVIDA'

JOSÉ LUIS GUTIÉRREZ ROBLEDO (1950-2019): ‘AQUÍ, FRENTE A TI, CIUDAD VIVIDA'
JOSÉ LUIS GUTIÉRREZ ROBLEDO (1950-2019): ‘AQUÍ, FRENTE A TI, CIUDAD VIVIDA'
Jesús Mª Sanchidrián Gallego
  • 01 de Septiembre de 2025

Cuando rememoramos la herencia intelectual del maestro, profesor y catedrático universitario de Historia del Arte, José Luis Gutiérrez Robledo (Ávila 1950-2019),  con ocasión de su fallecimiento (DAV, 21/10/2019), esperábamos contagiarnos de sus conocimientos, enseñanzas y valores. Al compartir su legado entonces quisimos apropiamos de sus saberes sobre nuestra historia, lo que hicimos con la intención de construir la identidad cultural común que tanto nos une. Aquella tarea hoy se ve cumplida en una de las aspiraciones de remembranza deseadas con la inauguración de una escultura y de un paseo en su honor.

Han pasado casi cinco años desde que nos dejó el historiador. Ahora, su memoria se hace presente de forma material al integrarse como parte del paisaje medieval que se avista del lienzo sur del recinto amurallado de Ávila. Y ello se produce haciendo realidad la iniciativa de la Asociación Cultural «Ávila Abierta» y de la «Fundación Ávila», aprobada unánimemente por el Pleno del Ayuntamiento el 24 de junio de 2022.

En cumplimiento de dicha propuesta, este martes 2 de septiembre, se inaugura la lápida erigida en homenaje a la trayectoria del profesor, y por ende a sus estudios sobre el arte abulense, con la siguiente leyenda: «1950-2019. José Luis Gutiérrez Robledo. Aquí, frente a ti, ciudad vivida». Se trata de una pieza realizada de forma altruista por D. Miguel Sobrino González, reconocido escultor y profesor de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Madrid (Universidad Politécnica). Este singular y sencillo monumento reproduce en relieve el rostro de perfil de José Luis Gutiérrez Robledo en el interior de un medallón sostenido por una figura inspirada en la que porta el epitafio del sepulcro del canónigo e ilustre jurista humanista Juan Martínez de Grajal (†1447) existente en el claustro de la Catedral de León.

 El monolítico está situado al principio del «Paseo José Luis Gutiérrez Robledo», que es el nombre con el que a partir de ahora se nomina el tramo del espacio público que bordea la muralla en el lienzo sur. Su trazado discurre desde la Puerta de la Santa, que saliendo hacia la derecha cruza la explanada del atrio de San Isidro, pasa por delante de la Puerta de la Malaventura y desciende por un tramo escalonado hasta llegar a la carretera de Burgohondo. Con ello, se espera retener en la memoria la trayectoria personal del profesor que que tanto hizo sobre el estudio y la divulgación de la historia de la arquitectura y arte abulenses.

El acontecimiento nos brinda otra vez la oportunidad de reivindicar el legado que siempre permanecerá vivo en los trabajos científicos y la historiografía de Ávila, en el recuerdo de sus clases, conferencias, reivindicaciones sobre el patrimonio histórico, artículos y libros, en las excursiones que guió a sus alumnos al estilo de la Institución Libre de Enseñanza por Ávila por media España y Europa, y en su colección bibliófila de todo lo relacionado con Ávila (libros, fotografías, estampas, etc.), si bien su saber sobrepasa con creces el ámbito local de Ávila.

Repasar la rica biografía de José Luis Gutiérrez Robledo (Pepe o Guti para los amigos y conocidos) sería una ardua tarea, dada su prolija actividad investigadora, las numerosas publicaciones en su haber y los desbordantes trabajos y colaboraciones académicas en que se implicó. Y de la experiencia personal de tantas gentes en el transitar común por la tradición histórica abulense saldría, sin duda, un ilustrativo libro de memorias con el que configurar la amplia biografía de José Luis Gutiérrez Robledo, y con ello de una parte importante de Ávila.

La participación de todos cuantos nos acercamos al emocionante trabajo de José Luis Gutiérrez se presta al “robo” desinteresado de su bagaje y sapiencia dejada en herencia para todos, herencia inagotable de la que bebieron particularmente sus aventajados alumnos de doctorado en las tesis que dirigió a José Manzo, Antonio Pedro Molero, Rosalía Holgueras, Mª Isabel López, Raimundo Moreno y Jesús Gascón.

Así pues, en este ejercicio de conmemoración, homenaje y recuerdo, anotamos algunos ejemplos de encuentros y coincidencias que se dieron a lo largo de su larga carrera intelectual, igual que ello se produce en otros tantos ámbitos y por otras instituciones y distintos allegados con los que compartió sus conocimientos e inquietudes sociales y también políticas.

Ahora, tomamos varios detalles de su participación generosa en algunas actividades que, sin ánimo de relevancia en su currículum, sí dan muestra de su talla comprometida con la divulgación de la historia de Ávila, aparte de hacerlo además en talleres, cursos y lecciones, jornadas diversas y otros actos tanto académicos o dirigidos al público en general.

Es público y notorio que José Luis Gutiérrez Robledo tiene acreditada una notable actividad investigadora, numerosas publicaciones en su haber y desbordantes trabajos y colaboraciones bibliográficas. Su trabajo dejó huella en la ciudad y, más concretamente, encontramos su rastro en el Centro Asociado de la UNED y los cursos de verano, en la Fundación Cultural Santa Teresa, en la Comisión Territorial de Patrimonio de la que formó parte, en la andadura de las Casas de Gredos que gestionó con acierto desde la Diputación, en la Institución Gran Duque de Alba de la que era miembro de número, en los Archivos públicos y privados, en la Escuela de Turismo que dirigió, en la Universidad Complutense donde impartió clases en una intensa labor docente, en el Consejo de Fábrica de la Basílica de San Vicente, en la Fundación Santa María la Real y en la Enciclopedia del Románico, en el Museo Carmelitano de Alba de Tormes, en la crónica de Barco de Ávila, en el Mudéjar de la Moraña, y en los talleres de Historia del Arte de «Los Serrano» de la Fundación Ávila.

Su compromiso público, cultural y social se puso de manifiesto en su participación activa en las asociaciones de los “Amigos del Museo de Ávila”, de “Manqueospese la veré”, de los “Amigos del románico” y de “Avila Abierta”. Siempre en defensa del patrimonio cultural, y consecuente con su ideario conservacionista, José Luis Gutiérrez Robledo fue un activista crítico y beligerante, aunque sin todo el éxito que hubiera querido. Así, razonó y cuestionó algunos proyectos urbanísticos y arquitectónicos promovidos en la capital, tales como la demolición de la antigua Fábrica de harinas del puente Adaja (1994), la reforma de la capilla mayor en el presbiterio de la catedral (1999), la reordenación de la plaza del Mercado Grande y edificios del lado sur de Rafael Moneo (2000), y el proyecto de Centro de Congresos ‘Lienzo Norte’ de Patxi Mangado (2009).

Fue académico correspondiente de la Academia de Bellas Artes de San Fernando, y director del Museo Carmelitano CARMUS de Santa Teresa de Jesús en Alba de Tormes, de cuya creación fue uno de los mayores artífices, además de ser el autor del libro dedicado al Monasterio de las Carmelitas Descalzas albenses (Edilesa, 2008).

En la rica trayectoria vital de José Luis Gutiérrez Robledo han sido innumerables los cruces de camino donde unos y otros (instituciones, colectivos, compañeros, alumnos, amigos, investigadores, doctorandos, viajeros y lectores, etc.) se han reencontrado con su obra y contactado con su figura y entusiasta personalidad. Ahí están sus alumnos de doctorado en las tesis que dirigió, y el compromiso con la divulgación de la historia de Ávila, aparte de hacerlo, además, en cursos y jornadas diversas y otros actos, tanto académicos como dirigidos al público en general. Y en el centro de todo, Ávila, su muralla, su catedral, su arte románico y mudéjar, su tierra desde la Moraña a la Sierra de Gredos, sus gentes, sus monumentos y sus creadores, cuya querencia compartía generosamente en charlas y disertaciones, prólogos y presentaciones de libros, exposiciones, y viajes y excursiones.

Como divulgador, José Luis Gutiérrez Robledo se ocupó de la poética de Jacinto Herrero Esteban en su libro Solejar de las aves ilustrada por Miguel Ángel Espí Zarza  (1980), pintor para quien escribió la presentación de su obra (Caja Ávila, 1992). También nos descubrió a los jóvenes artistas del momento (Artistas actuales abulenses,  1985), y nos acercó a la obra gráfica de carácter costumbrista de Antonio Veredas Rodríguez de 1940 (Estampas populares de Ávila, 1989),  lo mismo que hizo con la obra del ilustrador, dibujante y profesor José Sánchez Merino.

Igualmente, ante la importancia de la documentación gráfica como fuente de conocimiento de nuestra historia, con Gutiérrez Robledo descubrimos en la Academia de Bellas Artes las primeras imágenes tomadas de Ávila por Charles Clifford en 1853, lo mismo que nos ocurrió con las vistas de Wingaerde de 1570, los planos de Jesús de la Llave de 1837 y de Francisco Coello de 1860, las litografías de Francisco de Paula Van Halen, la obra litográfica de Xavier Parcerisa, los dibujos de Arquitectura medieval española de G. E. Street, las “Imágenes de la arquitectura abulense desaparecida en la documentación del siglo XIX”, y las fotografías de Jean Laurent y de un fabuloso álbum del arquitecto Isidro Benito Domínguez.

También escribió y documentó reveladores textos sobre la arquitectura románica, mudéjar, tardogótica y renacentista (Historia de Ávila II y V, 1998 y 2000), el románico abulense en la Enciclopedia del Románico de Castilla y León (2002), y la muralla abulense (Las Murallas de Ávila, 2009). A estos títulos se suman los dedicados a los ríos Miño, Duero, Guadiana, Guadalquivir, Tajo y Ebro escritos junto a Joaquín Araujo (Lunwerg, 2004-2008), a la vez que nos acompañó en la presentación del libro Rutas mágicas por los pueblos de Adaja (Piedra Caballera, 2001).

Y no puede olvidarse su participación en las interesantes exposiciones con las que se clausuraban los cursos de arte abulense desde 1981 organizados por el Centro Asociado de la UNED. Un buen ejemplo de estas muestras es la dedicada a la obra pictórica de Guido Caprotti en 1982 en la ermita de San Andrés, lo que entonces fue una avanzadilla al reconocimiento de este pintor, que ya era hijo adoptivo de la ciudad, y del museo inaugurado en 2013. También es reseñable la exposición titulada IX Centenario de la Conquista y Repoblación de Ávila (1085-1985) celebrada en el Museo de Ávila en 1985.

Igualmente, ejerció de comisionado experto en materia de patrimonio cultural informando sobre los proyectos arquitectónicos promovidos en la ciudad, y dio buen testimonio de la historia del antiguo monasterio de Santa Ana en el libro editado al efecto en 1991, año en el que se concluyó el profundo proceso de su rehabilitación para sede de la Delegación Territorial de la Junta de Castilla y León.

Especial relevancia tiene en la obra de José Luis Gutiérrez Robledo el fruto de su permanente dedicación a la arquitectura abulense, tanto religiosa como civil, con singular atención en la parte concejil a la obra de los arquitectos municipales de la segunda mitad del siglo XIX, título de su tesis doctoral (1988) que ya había avanzado en la revista Cuadernos Abulenses (3/1985).

A los arquitectos decimonónicos sumó la impronta del arquitecto E. M. Repullés, de quien se ocupó en las reediciones de las monografías sobre los Panteones y sepulcros en los cementerios de Madrid (1991), la Basílica de San Vicente (1997) y la figura del arquitecto municipal Emilio González (1987). Y sin salir de la casa consistorial, tuvimos la oportunidad de compartir su trabajo sobre «El urbanismo abulense y sus fuentes documentales hasta 1900» (Vivir las ciudades históricas, 1999). Igualmente, nos descubrió el buen trabajo restaurador del aparejador y contratista Antonino Prieto, colaborador de Repullés, y la arquitectura modernista de Isidro Benito Domínguez en los mausoleos abulenses (Barataria, 4/1982).

Aparte de su entusiasmo por la arquitectura abulense del siglo XIX y primera mitad del XX, conviene añadir a ello sus esfuerzos y la pasión demostrada en el estudio del románico, el mudéjar morañego capitalizado en Arévalo y Madrigal de las Altas Torres, localidad que lo distinguió con el Premio «Amigo de Madrigal» y (Memoria mudéjar en la Moraña, dir., 2011), además de hacerlo también sobre la muralla y catedral abulenses. Como resultado de sus investigaciones publicó libros y monográficos en diferentes compilaciones, reunido todo de forma somera en la Historia de Ávila (T. II, 2000; T. III, 2006; y T. V, 2013), sin olvidar sumar a lo anterior su coordinación de las ilustrativas Actas de Gredos de los cursos de verano (1987-1989) y su atención a la historia de Barco de Ávila (Arquitectura y arte, 2004), de cuya localidad fue nombrado cronista oficial en 2019.

En su aventura publicista promovió la edición facsímil de la obra de Vicente Lampérez Historia de la arquitectura cristiana española en la edad media (Ámbito, 1999). También presentó en el Museo de Ávila el documental biográfico sobre D. Manuel Gómez-Moreno (TVE, 1972), igual que aquí nos habló de Valentín Carderera en la clausura de la exposición sobre su obra en 2018.

Por último, como muestra de reconocimiento a la labor investigadora de nuestro personaje, cabe citar la publicación del libro Papeles de cultura abulense. Homenaje al profesor José Luis Gutiérrez Robledo (IGDA, 2022), donde se incluyen cuarenta colaboraciones más una introducción y aproximación a su vida y su obra, artículos todos escritos por miembros de la Institución Gran Duque de Alba como contribución y tributo intelectual a quien ha sido maestro en el estudio de la historia artística de Ávila, un hombre que dedicó gran parte de su vida a darnos a conocer con rigor científico la historia, el arte y la arquitectura de Ávila, dejándonoslo todo en herencia a los legítimos protagonistas, los abulenses.