La Asociación de Amigos del Museo de Ávila ha viajado el sábado pasado a Madrid, donde recorrió sendas exposiciones etnográficas de gran interés sobre artesanías y la indumentaria, lo que propició en un reencuentro con la historia de sus propios fondos contextualizados con el conjunto del patrimonio inmaterial vivido del resto de España.
La primera exposición visitada lleva por título «50 Años custodiando el Patrimonio Etnográfico», abierta en el Museo de Artes y Tradiciones Populares de la Universidad Autónoma, situado en la corrala de la calle Carlos Arniches, 3-5. Mientras que la segunda muestra se titula «Raíces. Cien años cambiando el patrón de nuestra historia», abierta en el Museo del Traje (Centro de Investigación del Patrimonio Etnológico, Avda. Juan de Herrera, 2). En ambas, encontramos huellas y detalles de la tradición abulense que nos hablan de su rico pasado histórico y, sobre todo, de la cultura popular española de la que forma parte.
En la exposición conmemorativa de Museo de Artes y Tradiciones Populares, subtitulada “Del Campus a la Corrala”, los visitantes, de la mano de la conservadora Ana Isabel Díaz-Plaja, comprobaron la trayectoria del museo desde sus inicios en 1975 en el campus universitario de Cantoblanco, hasta su consolidación como museo universitario comprometido con la preservación de la cultura popular y con la transmisión del conocimiento a través de sus colecciones.
«A lo largo de estas cinco décadas, el museo ha reunido una valiosa colección que da testimonio de las tradiciones populares españolas y ha servido como herramienta para la docencia, la investigación y el diálogo con la sociedad. Con esta exposición, el museo quiere rendir homenaje a todas las personas que han hecho posible su historia: fundadores, colaboradores, donantes, estudiantes, trabajadores y visitantes. Una celebración para compartir la memoria colectiva y proyectarla hacia el futuro», se dice en la presentación de la exposición. Y todo, teniendo en cuenta el protagonismo singular de Guadalupe González-Hontoria y Allende-Salazar (1921-2014), prestigiosa investigadora, quien fue la fundadora y directora del museo, y quien aportó para su creación cerca de tres mil piezas, legado que llegó a duplicar años mas tarde.
Ávila ocupa entonces un papel especial en la vida y las investigaciones de la fundadora del Museo. Así, sabemos que la doctora en Historia Guadalupe González-Hontoria impartió conferencias en Ávila en 1981 y 1984; fue miembro de número de la Institución Gran Duque de Alba de la Diputación de Ávila (1984); dirigió y realizó la obra El arte popular en Ávila (1984); fundó y dirigió la revista «Narria. Estudios de artes y costumbres populares», con varios números dedicados a la provincia de Ávila (Núm. 33/1984 y 75-76/1996), cuyas portadas se enseñan en la exposición; participó en la I Muestra joven del Folklore de Castilla y León (1990); y dio clase en el VI Curso de Historia del Arte Abulense (1998). Además, en el Museo de Ávila, intervino en el Ciclo de conferencias sobre etnografía abulense (2000) y presentó su libro Artesanías de España. Tomo IV Zona Central norte (2004), entre otras de actividades llevadas a cabo en Ávila.
Por otra parte, añadimos que entre las piezas que guarda el museo de La Corrala se exhiben gorras de paja de centeno de Piedrahíta y Bohoyo, y un carro de labranza de mulas, procedente de Adanero.
RAÍCES.
La otra exposición que visitaron los amigos del Museo de Ávila, guiados por la conservadora abulenses Sonsoles Grande, toma como referencia conmemorativa la Exposición del Traje Regional, una muestra pionera que se celebró en el Palacio de Biblioteca y Museos de de Madrid (actual Biblioteca Nacional y Museo Arqueológicos) en 1925 y que sentó las bases del actual Museo del Traje, además de marcar un hito en el estudio y la preservación de la indumentaria tradicional española.
Hace cien años, aquella exposición reunió más de 12.500 piezas de indumentaria, textiles, joyería y otros objetos etnográficos (12 piezas procedían de la provincia de Ávila). Con gran éxito de convocatoria, se dio a conocer la riqueza y diversidad del vestir tradicional en nuestro país. Ahora, un siglo después, se ha vuelto la mirada a aquel legado «para revisarlo desde una perspectiva contemporánea, poniendo en valor su importancia histórica, social y cultural».
Raíces ahonda en los antecedentes y el contexto en el que nació la exposición de 1925 contando para ello con parte de aquellas colecciones fundacionales de la institución que ya fueron expuestas al público hace 100 años. Y combina con un relato del presente para conservar ese «tesoro escondido español», como se decía entonces. «La exposición propone un recorrido por la historia del Museo, desde sus inicios hasta la actualidad, explorando la evolución del traje regional y su impacto en el mundo de la moda y el patrimonio inmaterial.
A través de piezas originales, documentos de época, material audiovisual y propuestas interactivas, nos sumergimos en el fascinante universo de la indumentaria tradicional, al comprender su significado como raíz de nuestro patrimonio identitario y cultural, más allá del sentido ornamental».
El objetivo es claro, se dice en el programa de la muestra: «acercar el patrimonio al público del siglo XXI, y demostrar que las raíces no son un ancla, sino una fuente de inspiración que nos proyecta hacia el futuro». Y al mismo tiempo, se pretende hacer «un homenaje a la diversidad cultural de España a través del vestido, un puente entre generaciones y un testimonio de cómo la indumentaria regional forma parte de nuestra identidad compartida».
Más aún, al decir de la organización «la exposición aspira a ser mucho más que una conmemoración. Es un espacio de reflexión, belleza y aprendizaje que reivindica la moda tradicional como un arte vivo, en diálogo constante con las corrientes sociales, políticas y estéticas de cada época».
En este contexto, Ávila se intuye en los testimonios que se enseñan en la exposición, extensibles también a los tipos abulenses que también fueron reflejados en los primeros grabados del siglo XVIII de Juan de la Cruz Cano y Olmedilla (Trajes de España, 1777); en la pintura de Valeriano Bécquer de la “Romería de Sonsoles” (1867) reproducida en el catálogo en un grabado; en las fotografías Jean Laurent de 1878 realizadas con motivo del enlace del rey Alfonso XII con María de las Mercedes; y en la pintura de Joaquín Sorolla reflejada en La fiesta del pan (1912-1913), el cual figura en el catálogo compartiendo espacio con un cuadro de Tipos sorianos con capas, una de las cuales, de Villaciervos, se enseña en la muestra.
Más aún, también se destaca en la exposición la aportación de indumentaria que coleccionó el pintor Enrique Mélida, autor un una pintura del interior de la iglesia de San Pedro de Ávila, y que donó su viuda, lo que inspiró el cuadro que se exhibe titulado Las vitrinas, de José Gutiérrez Solana, pintor este de la España negra que también pintó la religiosidad popular de Ávila en Semana Santa.
La principal promotora y artífice de aquella exitosa exposición de 1925 fue Trinidad von Scholtz-Hermensdorff (1867-1937), segunda esposa de Fernando de la Cerda y Carvajal (1847-1927), IX Conde y I Duque de Parcent, propietario en Ávila de los palacios y capilla de Mosén Rubí. En el principio de la organización de la exposición, y antes de su muerte, colaboró con la Duquesa Juan Comba García (1852-1924), pintor, ilustrador, dibujante y ftógrafoveraneante en Ávila en el Balneario de Santa Teresa de Martiherrero y también en La Navas del Marqués. Juan Comba había sido corresponsal gráfico de La Ilustración Española en los actos del III Centenario de Santa Teresa en 1882. Un retrato suyo, se exhibe en la exposición. Por otro lado, se da la circusntancia de que su hijo, Manuel Comba Sigüenza (1902-1987), fue figurinista, director artístico del Teatro Español, además Académico correspondiente de Bellas Artes por Ávila.
En la exposición de 1925, la participación abulense contó con el asesoramiento de Salvador García Dacarrete, militar de la academia de Ávila, autor del libro Cosas de Ávila, 1928. Y los traje expuestos entonces fueron: traje de mujer, de San Juan de la Nava; traje de mujer con mantilla suelta, de El Barraco; traje de mujer de edad, de El Barraco; traje de moza serrana antigua, de El Barraco; mujer de Iglesia (serrana), de El Barraco; traje de serrano antiguo, de El Barraco; hombre, de EI Barraco; mujer, de Becedas; mujer abulense; mujer abulense; hombre de Candeleda; y traje de hombre, de La Serrada. De todos ellos, solo se expone en la muestra actual la figura un tipo masculino demasiado elegante de Candeleda con sombrero con borla, chaqueta cora, chaleco de colores, camisa y fajín bermellón, pantalón y polainas.
Otro testimonio de la antigua exposición recogido en la actual, es el amplio reportaje que hizo el fotógrafo Antonio Prast, a quien conocimos por su estrecha vinculación con Ávila y la sierra de Gredos, sobre ellas dirigió vistosas publicaciones para el Patronato Nacional de Turismo (Siera de Gredos, 1924 y 1929). Entre aquellas estampas están los trajes de El Barraco y Becedas.
Mas representaciones gráficas figuran en unas vistas esteresocópicas de los tipos de la vieja exposición realizadas por Aurelio de Colmenares y Orgaz (1873-1947), conde de Polentinos, de linaje abulense y también retratista de Ávila, muestran aspectos visuales muy curiosos. En la misma línea, del fotógrafo José Ortiz Echagüe se muestran algunas fotos utilizando carbón directo sobre papel fresson luego recogió en su obra Tipos y trajes (1929 y ss.), obra donde las gentes de Ávila y pueblos de Gredos aparecen muy bien representadas con capas y atuendos típicos, como “Las tapadas de Veger” que están expuestas.
Por último, la firma “Carmen 17”, que agrupa a las diseñadoras de vestuario escénico Sofía Nieto y Arancha Rodríguez, presenta la siguiente pieza de inspiración abulense: «Abrigo de paño de lana de Béjar con apliaciones de lazos de seda y gorra de centeno de Ávila, colección El buen suceso, 2024».