22 de mayo de 2025

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De Crónicas

ENCUENTROS EN ÁVILA CON LA CANTAORA CARMEN LINARES (I). PRIMEROS AÑOS EN LA VIDA DE MARI CARMEN PACHECO RODRÍGUEZ

ENCUENTROS EN ÁVILA CON LA CANTAORA CARMEN LINARES (I).  PRIMEROS AÑOS EN LA VIDA DE MARI CARMEN PACHECO RODRÍGUEZ
ENCUENTROS EN ÁVILA CON LA CANTAORA CARMEN LINARES (I).  PRIMEROS AÑOS EN LA VIDA DE MARI CARMEN PACHECO RODRÍGUEZ
Jesús Mª Sanchidrián Gallego
  • 18 de Mayo de 2025

Ávila tiene en la multipremiada cantaora Carmen Linares (Mari Carmen Pacheco Rodríguez, nac. 1951) una de sus mayores glorias y grandezas artísticas contemporáneas. Y el sentimiento de paisanaje y pertenencia de su acervo cultural es equiparable al que se tiene con los músicos renacentistas Sebastián Vivanco, Tomás Luis de Victoria y Antonio Cabezón que tuvieron en Ávila su ‘locus standi’, el lugar desde donde mirar el mundo, que diría Jorge Santayana.

Qué mejor entonces que la distinción brindada por el Ayuntamiento de Ávila a la hora de promover el nombramiento de Carmen Linares como «hija adoptiva de la ciudad en reconocimiento a su excepcional carrera artística, a su contribución al flamenco y a su relación con nuestra ciudad», se dice en el acuerdo del pleno municipal de 27 de septiembre de 2024.

Además, es destacable la gran proyección internacional de Carmen Linares. De ello, Ávila se congratula y se contagia de alguna manera. Ciertamente, ha difundido el flamenco por todo el mundo, con un «poder expresivo extraordinario», como ha definido su arte The  New York Times.

Igualmente, para nosotros, es de suma relevancia el legado cultural, artístico y familiar que la cantaora tiene en la ciudad. Y dicha herencia, consolidada, acrecentada exponencialmente en numerosos reconocimientos, se une a la consideración del flamenco como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, lo que supone un afianzamiento mayor, si cabe, para la distinción de la que goza Ávila, también declarada Patrimonio de la Humanidad. 

A mayores, lo más sorprendente de todo es lo extraordinario y excepcional que resulta que Ávila, una fría ciudad castellana, sea uno de los lugares donde la música flamenca y el cante jondo que practica Carmen Linares germina y se afianza durante su adolescencia (1962-1968). A ello contribuyeron, sin duda,  Radio Gredos, cuyas ondas esparcieron sus primeros cantos y sirvieron  para el aprendizaje de nuevas tonadas; los aficionados abulenses, que la arroparon y animaron; la ‘troupe’ que la acompañaba en giras de variedades por pueblos y festivales; el público que la aplaudía a rabiar; su padre, aficionado guitarrista al toque y animador y compañero inseparable; su marido y experto flamencólogo de cabecera, Miguel Espín, soporte vital de toda sus carrera; el tocadiscos ‘Iberofon’, reproductor de todas las músicas que inspiraron su repertorio; y los miembros de la Peña abulenses de Don Antonio Chacón, los cuales siempre estuvieron cerca aportando su incondicional apoyo y acicate, incluso antes de que se constituyera en asociación.

Ya lo dijo el presentador, novelista y poeta, Fernando Quiñones, en el programa televisivo «Flamenco» dedicado a nuestra cantaora, al referirse al hecho poco probable de que Ávila fuera un lugar de inspiración y tradición flamenca (TVE2, 1975): «Se produce un curioso y aparente despropósito geográfico artístico, que es que Carmen Linares se cría en Ávila entre los muros de la pétrea castellanísima y nada flamenca Ávila, a no ser por una peña flamenca que en la ciudad de Santa Teresa existe y que se llama Peña de Don Antonio Chacón, de lo más cabal y de lo más enterada que en peñas hay en el país que ya son bastantes».

INFANCIA.

Para saber del sustrato y bagaje artístico con el que Mari Carmen Pacheco se asentó en Ávila en 1962 acudimos a sus recuerdos de infancia, los cuales fueron  contados por ella misma con todo lujo de detalles a Toña Medina y Ángeles Oliva en el ‘podcast’ titulado «Por el principio» (Cadena SER, 30.05.2024), igual que lo ha hecho amablemente en numerosas entrevistas publicadas en otros tantos medios. Por ello, sabemos que Mari Carmen Pacheco nació y se crió en el poblado ferroviario de Vadollano, una pedanía de Linares (Jaén), situada en el sureste a siete kilómetros, junto a las vías que enlazaban con la cuenca minera, donde su padre se ocupaba de enganchar los trenes y de los cambios de vía de los convoyes.

Todos los habitantes de la pedanía eran ferroviarios, entre ellos su padre, Antonio Pacheco Segura, y sus dos hermanos, y otro hermano de su madre. El padre, nacido en 1921, era cariñoso y optimista, mientras que su madre, Antonia Rodríguez, nacida en 1922, era algo más tímida y reservada que solía cantar en casa. Mari Carmen no conoció a sus abuelos paternos, solo al padre de su madre y su segunda mujer. De su abuelo, Esteban Pacheco Maza, su padre le contó que desde muy joven trabajó en las minas de Linares, más tarde fue ferroviario, y era un buen aficionado al cante de los pueblos mineros de Jaén, donde no solo cantaban los que trabajaban en la mina sino también los amigos y colegas de los ‘minericos’.

Aquí, con el apoyo de su padre, un autodidacta virtuoso de la guitarra flamenca, empezó a cantar con él desde muy pequeña, de ahí su dicho: «Yo nací cantando». En los primeros recuerdos de Mari Carmen suenan los villancicos, los campanilleros de la Niña de la Puebla, por ejemplo, que entonaba por las casas de Vadollano a cambio de un dulce para los niños y una copa de anís para su padre. Y siempre el canto alegre en las reuniones familiares, en las que se juntaban primos y tíos. Su tío Leopoldo tocaba la bandurria formando pareja con la guitarra de su padre, y juntos amenizaban bailes y bodas. En este ambiente, que la niña cantara era un orgullo de padre y algo natural.

Las locomotoras que pasaban por la estación eran de carbón, y allí se hacía el cambio de máquinas, con lo cual paraban muchos trenes, dice Mari Carmen: ¡Era una estación que tenía mucha vida! Todas las familias de esa pedanía eran ferroviarios. Yo veía los trenes: Este va a Córdoba, este va a Sevilla… E imaginaba historias. Pero en ese momento no pensaba en ser artista. Era una niña que cantaba con mi padre, porque mi padre tocaba la guitarra y era muy aficionado al flamenco. Para mí era una diversión cantar y ya hacía mis cantecitos con las cosas de Pepe Pinto, Valderrama, Marchena, Enrique Montoya, la Niña de la Puebla… Todo lo que oía por la radio.

«Todo era sencillo y amable en mi niñez. Los primeros cantes de Tarantas se los escuché a mi padre. Cantaba y se acompañaba, con poca voz pero con alma. Y hablaba del cante y de los cantaores.  Del Cabrerillo y su cante “Subir y bajar la cuesta”, que hacía muy bien ‘Luquitas de Marchena’, nacido en Linares y marido de ‘La Niña de la Puebla’. También nombraba a ‘El Frutos de Linares’, que cantaba “Las llamas llegan al cielo”, que luego grabaron  de maravilla Vallejo y Valderrama en placas de pizarra. Y recuerdo a mi primo Ángel, quien se apuntaba sus taranticas mineras. O sea, que oíamos a profesionales y a aficionados porque el flamenco y los cantes mineros formaban parte de la vida diaria».

En el poblado había un bar y una cantina en la estación, y una escuela con clases separadas de niños y niñas, siendo su maestra doña Rita, quien también lo fue de su madre. En el barrio vivía y cantaba Charito la Rubia, artista de la compañía de Antonio Molina, que era familia de los dueños de la tienda de ultramarinos y a quien tanto admiraban los niños, mientras que en el baile de los domingos se oía a Pastora Pavón (La Niña de los peines).  La radio era el altavoz musical que todo lo llenaba con los discos de Marifé de Triana, Valderrama, Enrique Montoya y canción española, al mismo tiempo que las mujeres escuchaban el serial «Ama Rosa» con voz de Juana Ginzo. En el ámbito doméstico, Mari Carmen recuerda que para comer la familia compraba en el economato de RENFE que llegaba una vez al mes, los hombres capturaban alguna pieza de caza, y se criaban gallinas, conejos y algún cerdo, y añade: «En Ávila fue donde vi por primera vez un filete de ternera».

ADOLESCENCIA EN ÁVILA.

Antes de que toda la familia se estableciera en Ávila en 1962, el padre, ya llevaba dos años trabajando aquí, donde llegó desde Córdoba en cuya estación estuvo un año. Como curiosidad, observamos que el nombre de Antonio Pacheco Segura figura como ‘banderillero’ en la becerrada benéfica de los ferroviarios abulenses de 1961, la cual tuvo lugar en la capital bajo la presidencia de la Duquesa de Valencia. Durante el espectáculo taurino también actuaron los cómicos «Los cuatro Puskas», Fidel Sáez (Cantinflas III), Francisco Blázquez (Kuto) y Jose Varela (Josele). Un grupo de animadores de la tierra en el que Antonio Pacheco se integra  y con el que coincidirá en futuros festivales (DAV, 10.07.1961).

Al año siguiente, en el mes de junio, toda la familia se reúne y asienta definitivamente en la fría y heladora Ávila, en la calle Batalla de Belchite del barrio de la Estación, lo que supuso un gran contraste, climático sobre todo, para Mari Carmen y su hermana Ilu, dos años y medio mayor. La ciudad ofrecía el atractivo comercial y de ocio de una capital de provincias, aunque se advierten diferencias de clase entre la población, mientras que en los pueblos que recorrió después se notaba la pobreza, comenta. Al mes siguiente, Antonio Pacheco vuelve a participar en la becerrada ferroviaria, esta vez como ‘mozo de espadas’, mientras que su hija Iluminada, de catorce años, lo hace como ‘banderillera’ luciendo españolísimos atavíos en un grupo de catorce jovencitas (DAV, 9.07/1962).

Metido ya en el ambiente músico-festivo, Antonio Pacheco actúa con el trío «Los Amigos», de canción moderna, aparte de ser el toque de guitarra de todos los intervinientes en los festivales: «Considerado un dominador de la guitarra que incansablemente, con una afición envidiable, actúa con todos los cantadores». Una muestra de ello fue su participación en el Festival Artístico organizado en Ávila por la Residencia Provincial el 18 de agosto de 1962, donde actúa con los cantaores Antonio Soto, Manolo Durán y Magdalena Arribas; el ilusionista Profesor Contreras; Paquita López y su hermano Matías; el guitarrista Serafín García; y la agrupación musical «Estudiantina Abulense» (DAV, 20.08.1962).

Al mismo tiempo, en este mismo año de 1962, llega a Ávila el cantaor Manuel Gerena. Es un chaval de 17 años que aquí trabajaba como electricista colocando cables por la calle. Al final de la jornada acudía a cantar a la peluquería de Anselmo Lumbreras. Anselmo le acompañaba a la guitarra y también lo hacía, en otras ocasiones, Antonio Pacheco, recuerda el propio Gerena, quien años después volvió a Ávila para actuar (DAV, 27.12.1968 y 21.11.1988).

            Como no podía ser menos, pronto le toca el turno a Mari Carmen Pacheco, y una de las primeras veces que se subió a un escenario, cantando las letras de Marifé de Triana acompañada a la guitarra por su padre Antonio Pacheco, fue el domingo 16 de septiembre de 1962, en las Fiestas en honor de Nuestra Señora de las Fuentes en San Juan del Olmo. Contaba entonces 11 años y ya estaba matriculada con su hermana en el Colegio de Las Nieves. A partir de aquella actuación, Mari Carmen Pacheco entró a formar parte de un singular grupo de artistas que funcionaba como una curiosa ‘compañía’ de variedades, en la cual estaban Josele y Pacorro (humoristas), la estrella infantil Paquita López y su hermano Matías que formaban el «Dúo Lomar» (canción ligera), y el trío «Los Amigos». Todos ellos «eran voces conocidas de la Radio abulense por haber obtenido premios en sus concursos» (DAV, 18.09.1962).

PREMIOS RADIOFÓNICOS.

Desde muy pequeña en Radio Linares, y luego en Radio Gredos, la voz de Mari Carmen Pacheco se esparce con frecuencia a través de sus ondas, a cuyo éxito y fama también contribuye su participación de los concursos radiofónicos. Uno de los más recordados fue el «Concurso Cotito Coty». El anuncio de 1961 decía así: «Chocolates Coty. Gran Concurso Infantil. La firma comercial C. M. Herranz participa a los niños de Ávila y provincia que a partir del próximo sábado, 9 [de diciembre], dará comienzo en la Emisora Radio Gredos el concurso “Cotito Coty” que tanto éxito tuvo la pasada temporada. Preste atención al mismo todos los sábados, de 3,15 a 4 de la tarde. Durante el transcurso de la emisión será sorteada una preciosa y atractiva muñeca» (DAV, 7.12.1961), emisión que se anunciaba en la programación de radio con una sección titulada «Cotito Coty» (por ejemplo: DAV, 25.05.1962 y 25.03.1963).

El atractivo del concurso de «Chocolates Coty» estaba en que a los concursantes se les obsequiaba con un lote de chocolates por participar, lo que animó a Mari Carmen Pacheco a inscribirse. Ella fue la ganadora de la edición de 1962/1963,  siendo el premio una muñeca «Mariquita Pérez», si bien lo cambió por unos patines, pues ya tenía la muñeca. Contaba entonces doce años y era la única niña que cantaba temas aflamencados, las demás (Paquita López, Toñi Mozo, etc.) interpretaban temas más melódicos. Y sobre su repertorio cuenta: «tengo que reconocer que todavía no tenía una buena base de flamenco, porque a esa edad yo lo que hacía más era cantar cosas que escuchaba en la radio, fandanguillos, alegrías, soleares, peteneras, cosas de Marifé de Triana y otras no muy complicadas». Y de Marifé era la canción «Te he de querer mientras viva», con la que ganó el concurso, cuya letra empieza así: «Cuando nos vieron del brazo / cruzar platicando la Calle Real / entre las gentes del pueblo / fue la letanía de nunca acabar».

 A comienzos de 1964, Mari Carmen Pacheco triunfa en el Teatro Alcalá de Madrid, donde participa en el programa «Cantando hacia el triunfo», patrocinado por los «Chocolates Dulcinea». Con tal motivo,  cada quince días se desplazaba los sábados en tren a Madrid, hasta que una vez superadas las distintas fases eliminatorias consiguió el primer premio. La noticia la resume así El Diario de Ávila:

«María del Carmen Pacheco, un nombre y una joven estrella de la canción. Ya conocen nuestros lectores a Mari Carmen Pacheco, de la que hemos escrito en más de una ocasión con motivo de su participación en Festivales benéficos.  No hace falta decir que es una niña guapa, que canta la canción española muy bien, con mucho gusto y un estilo especial y que también la Emisora Sindical Radio Gredos ha sido testigo de muchos de sus  éxitos. Ahora la noticia viene de Madrid, donde Mari Carmen Pacheco, como participante en un Concurso Radiofónico, en el grupo infantil, ha obtenido un clamoroso triunfo a través de los micrófonos de Radio España, acompañada a la guitarra por su padre, Antonio Pacheco. Enhorabuena» (DAV, 20.01.1964).

            Ese año la suerte vuelve a sonreír a la familia Pacheco en un nuevo concurso radiofónico, esta vez en Radio Madrid, dirigido por José Luis Pecker, consistente en acertar adivinanzas a partir del nombre del patrocinador, la histórica marca Iberofron, fabricante de tocadiscos. Entre las hermanas y la madre escribían las respuestas que después esta última enviaba a la emisora por carta en un pequeño sobre, circunstancia esta que fue providencial.  Qué sería de Carmen sin su madre, la presencia del cante y la alegría en casa:

«Mi madre escribía cartas para el sorteo de un tocadiscos Iberofron, con tan buena fortuna que el pequeño sobre que había enviado fue el agraciado en la rifa.  En casa nos enteramos a través de una vecina de Ávila, de la calle Batalla de Belchite, quien oyó por la radio que nos había tocado el premio y subió gritando para decírnoslo. Fue una alegría muy grande, porque en casa no teníamos dinero para comprar uno, y ese tocadiscos me dio la vida. Mi padre cogió el tren y fue a recogerlo, y no tuvo más remedio que comprar algunos discos de Porrina de Badajoz, Mairena, Marifé y Fosforito. Y ahí me quedaba yo escuchándolos, después de hacer los deberes del cole, claro. Tiempo después, yo siempre llevaba el tocadiscos cuando iba de viaje, lo he paseado en su maletín por el mundo como un equipaje más, y en él escuché también a Caracol y a todos los grandes».

FESTIVALES.

Al comienzo de 1963, la caravana artística de El Diario de Ávila llega a Muñotello anunciando la llegada de los Reyes Magos. Los protagonistas eran «dos estrellas infantiles»: «Paquita López y Mari Carmen Pacheco, nuestras “Mari-Sol y Rocío Durcal”, que hacen de la canción española verdaderas creaciones con el marchamo de su interpretación personal». También actuaron Josele (José Luis Alfayate) y Fidelín (Fidel Sáez), fantásticos humoristas.

El Diario de Ávila reseñó asÍ la actuación: «Tiene en la sangre gracia y salero andaluz, que posee el empaque de [su Linares natal], se ha iniciado artísticamente en Ávila. Bien es cierto que existe un antecedente significativo al ser su padre Antonio Pacheco un buen guitarrista y gran aficionado, pero en realidad ella sola, porque lo lleva dentro, ha empezado a cantar. Mari Carmen Pacheco, que canta ¡y cómo! en los ratos libres -la jornada es para estudiar- ha ido aprendiendo poco a poco y la radio, para conocer las letras de sus canciones preferidas, fue en realidad, su maestra. Y así empezó todo. Primero en casa, luego animando graciosamente las reuniones familiares y, recientemente, primer paso definitivo, Radio Gredos donde puede decirse que se presentó al público y con cuya Emisora ha actuado en varios festivales benéficos, con éxitos sensacionales» (DAV, 5.01.1963).

Una nueva cita se produjo en la clausura de los carnavales de Cebreros, llamados entonces fiestas de invierno. En esta ocasión actuaron Mari Carmen Pacheco, acompañada a la guitarra por su padre, que entusiasmó a los asistentes por su temperamento artístico; Elisa Sánchez, que interpretó diversas composiciones con el acordeón; el «Dúo Lago» de canción moderna; el humorista ‘Josele’ (José Luis Alfayate); Magdalena Álvarez, con gran estilo flamenco; el Profesor Contreras, joven ilusionista y prestímano de extraordinaria afición; y el «Dúo Lomar», con la simpática ‘muñequita que canta’, Paquita López, y su hermano Matías (DAV, 27.02.1963).

En el verano del 64, Mari se celebraba el «Día del Turista» en Piedralaves, evento promovido por la Delegación de Información y Turismo. Actuaron entonces el Grupo Folclórico de la localidad, “La Ronda del Cántaro”, y la «pequeña gran estrella» Mari Carmen Pacheco, acompañada a la guitarra por su padre: «Cantó con el arte, la gracia y el salero que ella sabe hacerlo, mereciendo los aplausos del público» (DAV, 12.08.1964). Días después, tienen lugar la Fiestas de San Bartolomé en la localidad de Casavieja, donde también actúa Mari Carmen Pacheco: «una pequeña abulense que canta maravillosamente acompañada a la guitarra por su padre» (DAV, 19.08.1964).

GALAS EN ÁVILA.

Una de las primeras actuaciones de Mari Carmen Pacheco en Ávila tiene lugar en el Colegio de Huérfanos Ferroviarios en el festival artístico titulado «Ritmo y humor», organizado con motivo de la clausura del Curso escolar 1962-1963. Asistieron al acto, entre otras personalidades y autoridades, los jefes y representantes de los diversos Servicios de RENFE, lo que motivó el intento de un mayor lucimiento de Mari Carmen Pacheco con su padre ferroviario a la guitarra. Ese día, también actuaron Josele, el Profesor Contreras, la rondalla, y ‘Los Chikis’ con Paquita López (DAV, 24.06.1963).

El año 1965 se abre con el Festival benéfico de Cáritas para los enfermos del Hospital Provincial de Ávila. En él, Mari Carmen Pacheco y su padre vuelven a ser protagonistas con interpretaciones que tanto agradan al público: «excelente canzonetista que actúa repetidamente en un programa punta de Radio Madrid con la colaboración a la guitarra de su padre, el gran Antonio Pacheco, confirmó, una vez más, sus posibilidades en la interpretación de canciones españolas». También actuaron el Profesor Contreras; Josele y Pacorro; la Escolanía de San Pedro Bautista dirigida por el padre Antonio Celada, titular de la Catedral; y «Los Chikis» con Paquita López (DAV, 11.01.1965).

Una curiosa faceta de Mari Carmen Pacheco como compositora se nuestra en un pasodoble taurino, cuya letra escribe y canta: «Lo interpreta magistralmente, como pequeña, pero gran estrella de la canción que es. La primera grabación de este pasodoble que está dedicado a Manolo Cano Ruiz ‘El Pireo’, se hizo la otra noche en los estudios de Radio Gredos con la orquestas ‘STUKA’, dirigida por otro destacado músico abulense, el maestro Piquero… No estaría mal que se aprovechar la inauguración de la nueva Plaza de Toros de Ávila alternando Manolo Cano con música de fondo de su pasodoble» (DAV, 12.03.1965).

En los festivales de verano de 1965 que tienen lugar en la capital, organizados por el Ayuntamiento de Ávila, Mari Carmen actúa en el escenario montado en la Plaza del Mercado Chico el sábado 24 de julio. Allí también lo hacen el cantante internacional Robert Jeantal, francés de nacimiento y español de adopción, el tablao flamenco de Martín Vargas, y el trío «Los Chikis». Al mismo tiempo, el sábado 24 de julio, en los jardines de San Vicente, el bailarín Antonio Gades exhibe su espectáculo flamenco (DAV, 26.07.1965).

Igualmente, coincidiendo con las fiestas patronales de la Santa, la Cámara de Comercio anunció un espectáculo de variedades en el que actuaron los cantaores Florentino Sanchidrián y Antonio Soto, los guitarristas hermanos Sánchez, el ilusionista Contreras, los humoristas Josele y Fidelín, graciosísimos de verdad; Paquita López con su hermano Matías, Luis Iglesias y Fernando Carrasco, que forman el trío «Los Chikis»; los guitarristas Antonio Pacheco y Tasín; y Mari Carmen Pacheco «estrella -puede decirse sin miedo alguno- grande de la canción flamenca, que cada día se supera y que triunfa siempre» (DAV, 13/10/1965).

En la fiesta de Reyes de 1966 se celebra el «Festival de ritmo y luz en el Hospital y Residencia Provincial», patrocinado por Cáritas Diocesana y Parroquial y los artistas abulenses participantes. Intervinieron Paquito García, premio de la canción española; el ilusionista Profesor Contreras; Serafín García, cantante melódico; los cómicos Josele y Fidelín que ya han actuado en televisión; «Los Chikis» y Paquita López, con guitarras eléctricas y ritmo; y Mari Carmen Pacheco, «cuajada estrella de la canción española y flamenca», acompañada a la guitarra por su padre Antonio Pacheco de singular y confrontado talento artístico (DAV, 8.01.1966).

Semanas después, en el cine Tomás Luis de Victoria tiene lugar la velada artístico-musical organizada por los alumnos de preuniversitario del Colegio Diocesano, donde estudiaba el novio Miguel Espín García. Actuaron Mari Carmen Pacheco, «Los Chickis», «Los humoristas Josele y Fidelín, el Profesor Contreras, Miguel Pinto y la orquesta «Blaque», y Serafín García. También se representó un sainete (DAV, 16.02.1966). A final de año, se celebra un nuevo espectáculo de variedades en el cine T. L. de Victoria, organizado por los alumnos de PREU, presentado por José Luis Alfayate y amenizado por la orquesta «STUKA». Actuaron el «Dúo Lomar», con la cantante Paquita López y su hermano Matías, «Los Huellas», Miguel Pinto y su conjunto, Mary Carmen Pacheco y Antonio Pacheco, Ángel, Cañitas, «Los Dandys», la rondalla del Colegio Diocesano, el Profesor Contreras y los humoristas Josele y Fidelín (DAV, 5.12.1966).

Ya en los albores de 1967, Cáritas organiza un festival de variedades a beneficio de los acogidos en el Hospital Provincial. Actuaron Josele y Fidelín; el cantante mexicano «Seve»; y Mari Carmen Pacheco, «canzonetista ya conocida en diversas emisoras y teatros que puso en sus actuaciones todo el talento que posee para la canción española» (DAV, 10.01.1967).

Otro festival celebrado en el cine Tomás Luis de Victoria con motivo del concurso de conjuntos musicales, organizado por la parroquia del Inmaculado Corazón, sirvió de presentación en Ávila del grupo músico vocal «Los Titanes», compuesto por José María Vallejo (cantante), Miguel Ángel Hernández (guitarra bajo), José María de Castro (guitarra rítmica), Luis Carlos Gómez (guitarra de Punteo y solista) y Ángel Santero (batería). Al acto se sumaron con éxito los artistas abulenses Mari Carmen Pacheco y su padre, Paquita López, Miguel Pinto, Contreras y Josele y Fidelín (DAV, 22.06.1967).

Un nuevo Festival organizado por Cáritas en el cine Tomás Luis de Victoria, a beneficio de sus centros asistenciales, volvió a contar con la actuación de Mari Carmen Pacheco, el Profesor Contreras, Josele y Fidelín, Paquita López, Antonius, «Los Dólar» y «Los Titanes». El acto fue presentado por Julio Gómez Alcalde y José Luis Alfayate (DAV. 11.11.1967).

En las navidades de 1967, los alumnos del Instituto Nacional de Enseñanza Media de «Isabel de Castilla», donde Mari Carmen Pacheco cursa el bachiller, celebran las fiestas de la Navidad y eligen Madrina de la Tuna en el festival que tuvo lugar en el salón de actos del centro. Con tal motivo, se representó el auto Sacramental «Campanas de la Anunciación», de Jenaro Xavier Vallejos, y entre los numerosos actores figuran Paquita López y Mari Carmen Pacheco (DAV, 22.12.1967). También actuó el coro, en el que estas cantaban bajo la dirección de Tere Cortés y con el que viajaron al Norte y allí conocieron el mar Cantábrico.

RECONOCIMIENTO.

Aparte de los aplausos y alabanzas sinceras que Mari Carmen Pacheco recibe en sus actuaciones festivaleras, el más relevante reconocimiento de su arte lo recibe de un grupo de amigos del cante que en Ávila se reúnen y cultivan el flamenco con verdadera devoción, como una religión. Entre estos aficionados estaban Emilio Macho, hijo del alcalde; el cantaor Antonio Soto, linotipista de profesión; el guitarrista Anselmo Lumbreras, peluquero en la barbería familiar; y Miguel Espín Díaz, funcionario del catastro y futuro suegro, y su hijo Miguel Espín García, un extraordinario flamencólogo, con quien dijo Carmen Linares «nació casada», pues entonces ya eran novios, luego contrajeron matrimonio en 1977, y hasta ahora. También debía estar por allí el doctor Isaac Delgado, una eminencia de la historia del flamenco, quien fue el impulsor en Ávila, junto con todos ellos y otros muchos, de la futura Peña de Don Antonio Chacón constituida en 1971 (DAV, 19.06.1971).

De aquel encuentro nos ha quedado la siguiente crónica: «Es aquí, en Ávila. Amigos del cante «jondo», del cante bueno, del cante español. La otra noche en “Pepillo” celebraron una cena en homenaje a Mari Carmen Pacheco, una guapa chiquilla que “dice” el cante “muy bien”. Que tiene temperamento y “grasia”. Y salero. Y facultades. Mari Carmen, acompañada a la guitarra por su padre, Antonio Pacheco, hizo una demostración extraordinaria de su arte. Los amigos del cante “jondo”  -aquí somos así- lo agradecieron mucho. Y hubo alegría; todo fue muy grato. Mari Carmen Pacheco es una futura gran estrella que aunque nació en Linares se “ha hecho” en Ávila. Para que luego digan... Y enhorabuena» (DAV, 5.04.1965).

Mari Carmen, que todavía guarda el programa de aquel homenaje, recuerda agradecida al grupo de aficionados que «tomó la decisión de hacerme una cena para animarme a que siguiera cantando, porque decían que había venido desde Andalucía a Ávila una niña que  cantaba muy bien, y que había que ayudarla a que no dejase de cantar... son unos recuerdos muy bonitos que nunca olvidaré».