15 de junio de 2025

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De Crónicas

ÁVILA EN EL UNIVERSO DE AGATHA CHRISTIE, LA DAMA DEL CRIMEN

ÁVILA EN EL UNIVERSO DE AGATHA CHRISTIE, LA DAMA DEL CRIMEN
ÁVILA EN EL UNIVERSO DE AGATHA CHRISTIE, LA DAMA DEL CRIMEN
Jesús Mª Sanchidrián Gallego
  • 15 de Junio de 2025

Agatha Mary Clarissa Miller, conocida como Agatha Christie (Torbay, 1890 - Wallingford, 1976), es la más famosa escritora y dramaturga especializada en el género policiaco y novela negra cuya obra ha merecido el reconocimiento internacional. El Libro Guinness de los Récords calificó a la autora inglesa como la novelista que más obras ha vendido de todos los tiempos. En total escribió más de 150 cuentos, 23 obras de teatro y 66 novelas, traducidas en 109 países, de los que se han vendido dos mil millones de copias de sus intrigas, solo superada por el teatro de William Shakespeare y la Biblia, y sin contar los millones de espectadores que han visionados las versiones y adaptaciones de sus obras llevadas al cine y la televisión. Incluso hoy, sus novelas siguen cautivando a generaciones de lectores.

Pues bien, en el inmenso océano de la producción literaria de la «reina del crimen y del misterio» y «maestra del asesinato», y en su ajetreada biografía, hemos encontrado unas gotas abulenses que suelen pasar desapercibidas en la mayoría de textos, estudios, exposiciones, guiones y películas sobre su obra, la cual dio pie a que los escritores de «La sombra del Ciprés» publicaran varios libros con más de medio centenar de relatos, cuyos misterios e investigaciones policiales están ambientados en Ávila.

En estas fechas, la escritora detectivesca cobra especial actualidad con motivo de la exposición abierta en Valladolid, desde el 25 de mayo hasta el 25 de junio de 2025, con el sugerente título ‘El show de Agatha Christie’, pues su obra literaria se presenta como un verdadero espectáculo de ingenio, misterio, literatura, cine y televisión. Y aunque Ávila ni siquiera ocupa un minúsculo lugar en el ‘show’ del mundo de Mrs. Christie, queremos rescatar para nuestra historia su presencia en Ávila, además de ciertos lazos de unión que encontramos en algunas de sus obras. En ello, su sorprendente visita a la ciudad en 1967 y la admiración que siente por la figura de Santa Teresa de Jesús ocupan un destacado y atractivo protagonismo en sus relaciones literarias y de paisanaje con lo abulense que queremos destacar. Y todo, a propósito de las fotografías rescatadas por Joaquín Hernández, buscador incansable de tesoros desconocidos de Ávila.

 

EL ‘SHOW’ DE AGATHA CHRISTIE.  Para contextualizar el papel de Ávila en el ‘show’ inaugurado en Valladolid, el cual también pudo verse el año pasado en el centro de Historias de Zaragoza, nos acercamos a la exposición, que ahora nos sirve de introducción y percha para acercarnos a la obra policiaca de Agatha Christie, la cual se encuentra en la sala Municipal de Exposiciones de Las Francesas (C/ Santiago, 22), ocupando la antigua iglesia del convento de las Francesas, también conocido como convento de las Comendadoras de Santa Cruz o convento de Dominicas Franciscanas.

Según el relato de la muestra, la misma está formada por una colección de más de 500 objetos reunidos por el comisario Juan José Montijano Ruiz. Carteles, fotografías, bandas sonoras, botellas de veneno, la maqueta y una réplica de lámpara del Orient Express, una pistola Remington de 1920 como la que tenía la autora o una guía original de Egipto de la serie Poirot, son algunas de las piezas que introducirán al visitante en la mente y la obra de Agatha Christie.

El recorrido por la exposición se articula en torno a cinco secciones. La primera, ‘Balada para la dama del crimen’, introduce al visitante en la vida personal de la autora: desde su familia, sus viajes y sus matrimonios hasta su extraña desaparición en 1926 y otros misterios que han rodeado a la célebre escritora.

Después de la introducción a la trayectoria vital de Agatha Christie, la exposición se centra en su producción literaria. Así, un segundo apartado, ‘A pie de línea es asesinato’, repasa el conjunto de su obra, con énfasis en la novela de misterio, pero con la vista puesta, también, en otros campos literarios que exploró, desde la poesía o los libros infantiles hasta la novela rosa –que publicó bajo el pseudónimo de Mary Westmacott- o el teatro; con ejemplares y muestras originales de todos ellos. Por su parte, ‘Planeando el crimen perfecto’ presenta el proceso creativo de la autora a través de las influencias que marcaron la escritura y las técnicas que empleaba para la construcción de sus novelas.

Por último, «‘El show de Agatha Christie’ aborda la influencia de la británica en el séptimo arte y la pequeña pantalla con ‘Se anuncia un asesinato’, muestra de series y películas basadas en su obra; y en la cultura popular con ‘Necrología para la reina del crimen’, que reúne desde libros de ficción basados en su propia vida o en sus personajes – como el popular Hércules Poirot, el único personaje de ficción que ha protagonizado un obituario en The New York Times- hasta juegos de mesa y objetos de ‘merchandising’».

Aunque Ávila pasa inadvertida a lo largo del periplo expositivo, la relevancia de la ciudad se produce cuando la escritora nos visitó allá por el año 1967, y la incorporación de sus impresiones teresianas en una de sus novelas, hace que Ávila figure entre los espacios míticos de la legendaria obra de Mrs. Christie que conforman su universo imaginario.

Por otra parte, la permanente actualidad de la memoria de Agatha Christie y su obra se recuerda en las ediciones anuales de los festivales internacionales de Torquay (Inglaterra), su ciudad natal, y de Puerto de la Cruz (Tenerife), lugar donde vivió durante tres meses a principios de 1927, momento en el que se acaba de divorciar de su primer matrimonio con el coronel Archibald Christie (1890-1976), y atravesaba una crisis que pudo acabar con su carrera.

IMPRESIONES TERESIANAS.

A lo largo de la vida y obra de Agatha Christie encontramos con frecuencia el nombre de Teresa, el cual se nos antoja que va más allá de la casualidad, lo que nos lleva, inevitablemente, a pensar en Teresa de Ávila (1515-1582).

La primera vez que utilizó el nombre de Teresa ocurrió en la mañana del 3 de diciembre de 1926, cuando Mrs. Christie sufrió un accidente de automóvil y desapareció, lo que ocupó la primera página de todos los periódicos durante una semana. Todos pensaban ya en un suicidio. Finalmente, se averiguó que se había inscrito en el registro del hotel Majestic, bajo el nombre de Teresa Neele (apellido de Nancy Neele, la amante de su marido), domiciliada en El Cabo, de África del Sur. Había sufrido un ataque de amnesia transitorio, del que se recuperó después de unos meses de reposo. Entonces, el subconsciente propició la suplantación de personalidad en una curiosa combinación de identidades.

Viajera empedernida, Agatha Christie visitó el Cairo y algunas islas del Mediterráneo, recorrió Europa, y conoció África del Sur, Oceanía, América y el Caribe, y Oriente Medio, viajes que suele reflejar en sus novelas, aparte de su tierra natal de la Riviera inglesa. También visitó repetidamente España (Canarias, Baleares, Barcelona, Madrid, Sevilla, Málaga, Granada, Segovia y Toledo), e incluso Ávila, «de la que hace alusión en términos elogiosos a nuestra santa nacional, Teresa de Jesús», reseña Carolina-Adfane Alonso (Anatomía de Agatha Christie, 1981).

Sobre la atracción de la Santa abulense que sentía Mrs. Christie, Gillian Gill escribe: «Agatha Christie siempre conservó junto a su cama el ejemplar de su madre de La Imitación de Cristo, de Tomás de Kempis, y la proximidad literal que mantuvo durante toda su vida con este famosísimo texto sobre el misticismo del “humilde trabajo y la caridad”, resulta profundamente sugestiva».

Así mismo, en el cuento La rosa y el tejo (The rose and the yew tree, 1948), «la mujer encargada de explicar gran parte del significado de los acontecimientos se llama Teresa, y la energía pura y directa de este personaje, su desapego y lucidez, su benevolente no intervención, su disposición a dejar las cosas y a las personas en manos de Dios, constituyen una especie de visión moderna de cómo podría vivirse la vida mística que propugnaba Tomás de Kempis en un contexto secular del siglo XX» ( G. Gill, Agatha Christie, The Woman and Her Mysterires, 2016).

El título La rosa y el tejo procede de la cita de T.S. Eliot (1888-1965) que encabeza los créditos del libro: «El momento de la rosa y el momento del tejo tienen la misma duración». Su autor, T.S. Eliot, poeta y dramaturgo, se interesó por los fenómenos ascéticos y místicos y, sobre todo por la figura del santo abulense de Fontiveros, san Juan de la Cruz, que tanto influyó en su obra: «Para llegar allá, / Para llegar a donde estás, para salir de donde no estás, / Debes ir por un camino donde no existe éxtasis. / Para llegar a lo que no sabes, / Debes ir por un camino que es el camino de la ignorancia» (T. S. Eliot, Lo cuatro cuartetos, 1936-1942).

En la escena final de La rosa y el tejo, el narrador se dirige a su cuñada: «La miré y me pareció que, tal vez, la estaba viendo por primera vez... viendo los pómulos altos y el cabello negro que subía y que parecía necesitar un peinado, mantilla y un gran peine español [peineta]. Viendo que su cabeza estaba colocada sobre su cuello con mucho orgullo, como la de su bisabuela castellana». Christie está pensando en la gran mística española Santa Teresa, Teresa de Ávila, anota G. Gill.

Dicho rastro de misticismo en Agatha Christie, sigue diciendo Gillian Gill, nos conduce a Dorothea Brooke (émula de Santa Teresa), la heroína de Middlemarch, de George Eliot (seudónimo de Mary Ann Evans, 1819-1890), quien representa a una mujer con un fuerte anhelo de trascendencia, similar a la Santa, pero que se encuentra frustrada por las limitaciones sociales y las expectativas de la época. En esta obra, George Eliot revisó y reinterpretó la figura de Santa Teresa de Ávila, explorando las limitaciones de la sociedad y la búsqueda de trascendencia en la vida moderna. Su figura sintetiza también uno de los mensajes de Agatha Christie en sus novelas: «El efecto de su existencia en quienes la rodeaban fue incalculablemente difuso: pues el creciente bien del mundo depende en parte de actos históricos; y que las cosas no estén tan mal entre ustedes y yo, como podrían haber estado, se debe en parte a quienes vivieron fielmente una vida oculta y descansan en tumbas sin visitar».

VISITA ÁVILA.

En 1967, Agatha Christie visita Ávila. Es un año en el que la ciudad ya conocía del éxito de su obra de teatro La ratonera, a la que El Diario de Ávila  dedica un amplio reportaje por sus quince años de representación ininterrumpida en el mismo teatro londinense, (DAV, 13.02.1967), a lo que añadimos, dicha obra es la  de mayor permanencia mundial en cartel, pues estuvo hasta el 16 de marzo de 2020

Igualmente, en este año fue noticia en Ávila el encuentro en Londres de Mrs. Christie con la bailaora gitana Carmen Salazar Vargas, ‘La Camboria’. Una sugerente mezcla de flamenco y misterio fue el detonante, declaró la escritora: «Vi en un periódico una foto de ‘La Camboria’ bailando, con un puñal en la mano. (Tomada durante una escena de ‘La muerte de Antoñito El Camborio’. Me impresionaron sus manos, su gesto físico, su expresión. Y le dije a mi esposo: tengo que conocer a esa mujer» (DAV, 13.10.1967). A este respecto, reseñamos que por entonces también existía una enorme afición al flamenco en Ávila, donde ya despuntaban Anastasio Sánchez ‘Tasín’ (guitarra), Anselmo Lumbreras (guitarra), Antonio Soto (cantaor), Isaac Delgado y Miguel Espín (flamencólogos), y Mari Carmen Pacheco (cantante) y su padre Antonio Pacheco (guitarra).

El 24 de octubre de 1967, la escritora inglesa aterrizó en Barajas en un viaje privado. La acompañaba su segundo marido, el arqueólogo especializado en Oriente Medio Max Mallowan (1904-1978). El Diario Pueblo del día siguiente titula a toda página: «Llegó como turista a Madrid. Agatha Christie: He venido de incógnito». Su marido apuntó que «el motivo de la visita era dar una vuelta por Madrid», a lo que ella añadió: «Me gusta España».

El diario ABC, del 27 de octubre de 1967, reseña: «Doña Agatha anda preocupada con ambientar en España una novela de gitanos y empieza por infravalorar a todos los españoles hasta que no se demuestre lo contrario». El 28 de octubre de 1967, en las páginas de La Vanguardia,  lo niega: «Desmiento de la manera más categórica que piense escribir una novela policíaca ambientada en España. Jamás escribí un libro que tuviese como fondo el país visitado como turista. No hay ninguna razón que justifique, en el caso de España, la excepción de esta norma que he mantenido y mantendré a rajatabla», añadiendo: «en España lo he pasado muy bien y no estoy dispuesta a que sirva de fondo de esa literatura ‘negra’ que me ha dado el éxito que logré siempre».

En estos cuatro días, Mrs. Christie visita Madrid, sus museos y los tablaos flamencos;  Toledo y el cuadro del Greco; Segovia y el acueducto; y Ávila y la iglesia de la Santa. De la visita a Ávila, la revista Sábado gráfico, del 4 de noviembre de 1967, publicó a doble página un interesante reportaje titulado Agatha Christie, “La abuela del crimen”, que testimonia y da fe de la estancia en Ávila del matrimonio M. Mallowan y A. Christie hacia el día 27 de octubre. Por las fotografías publicadas, las cuales han sido recuperadas por el entusiasta coleccionista Joaquín Hernández, sabemos que la pareja visitó la iglesia de la Santa, que comió en el restaurante de El Rastro y que ambos descasaron en un banco del jardín de El Rastro, además de pasear por las calles de la ciudad vieja y hacer alguna fotografía.

En cuanto a las declaraciones a la reportera E.T. Ojeda, estas coinciden con las publicadas en los medios antes citados añadiendo alguna nota de complicidad: «Hemos venido a España a descansar –nos dice Agatha Christie amablemente-, ese es el motivo por el que hemos sido algo duros con los informadores. Nos gustaría gozar de las bellezas de este país, de su sol y de su ambiente, con absoluta tranquilidad; de lo contario no es posible ni descansar. ¡Ni pensar!».

También se incorpora al reportaje una breve biografía sobre los éxitos editoriales de Mrs. Christie, apuntándose: «parece imposible que esa simpática anciana sea la “millonaria del crimen”, la propietaria del cerebro que tantas y tantas sangrientas víctimas ha producido a lo largo de su producción literaria. De sus aspecto, solo sus ojos increíblemente vivos y jóvenes, delatan un espíritu inquiete y observador».

Un día después de abandonar Madrid, el diario ABC del domingo 29 de octubre de 1967, y el diario Pueblo del día siguiente publican una entrevista con Agatha Christie, firmada por José María Moreiro, de la agencia de noticias Hispania Press, realizada en una sala de espera del aeropuerto de Barajas, y en la que actuaron de intérpretes un par de bellas azafatas. Esta fueron sus primeras palabras: «Estoy muy disgustada con algunos periodistas. Desde mi llegada no se ha hecho otra cosa que inventar declaraciones que nunca hice. Algún periodista se atrevido a entrar en mis habitaciones mientras me encontraba vistiendo y eso es de muy mal gusto».

Sobre el motivo de su viaje, declaró de nuevo que no era otro que «descansar cuatro días en Madrid. He venido a descansar, y no a escribir». E indica que no estaba escribiendo nada basado en el país: «Ha sido una visita de carácter privado y no profesional», sentenció al respecto. A pesar de ello, los periodistas especularon futuros nuevos títulos como «Misterio en Madrid» o «Asesinato en Toledo», los cuales nunca llegaron a escribirse.

Ciertamente, de la pluma de Agatha Christie no llegó a publicarse obra alguna ambientada en las ciudades que conoció en este viaje, lo que no quita que en las novelas editadas tiempo después de su visita queramos ver en ellas la impronta de su paso por Ávila, por ejemplo. Así, al año siguiente, en 1968, se publica la novela El cuadro, que trata sobre la locura de una anciana que vive en un asilo, unos delirios que terminan haciéndose realidad al tiempo que la mujer desparece. Todo sucede en una residencia de ancianos, el mismo escenario que, casualmente vio en Ávila Mrs. Christie cuando cruzó del arco de la Santa o de Montenegro, lugar desde donde se llega a la residencia de ancianos de Santa Teresa de Jornet, ubicada en el antiguo Hospital Provincial de la calle Empedrada. Más adelante, se publica la novela «Los elefantes pueden recordar» (Elephants can remember, 1972), y aquí sí que se recogen expresamente las impresiones de aquella visita a Ávila y el impacto seductor que produce la figura de Santa Teresa de Jesús, como luego veremos.

Por otra parte, en el periodo 1965-1968, la realidad criminal abulense supera la ficción de cualquier novela de misterio y asesinato que pudiera haber escrito Agata Chritie ambientada en Ávila, tal y como se esperaba entonces. En estos años, la crónica negra había provocado la efervescencia vecinal y captado la atención permanente de la población por el misterioso crimen de Mediana de Voltoya ocurrido el 31 de octubre de 1965, cuyas pesquisas policiales y actuaciones judiciales alcanzaron una impresionante repercusión mediática y eran seguidas con estupor en todo este tiempo.

El Diario de Ávila resumió así los hechos: «Gloria Galán aparece sin conocimiento en el corral de su casa de Mediana; su novio, Juan Antonio Adanero del Nogal, de Escalonilla, es hallado muerto en la vía del ferrocarril, cerca de Mingorría; en las primeras horas se piensa en un suicidio, pero que el informe del forense determina la evidencia de un homicidio; siendo detenido por ello como autor Enrique Jurado Heredero» (DAV, 30.11.1965). Finalmente, el asesino, confeso por celos, fue condenado a 35 años de reclusión, y Doroteo Méndez, a 26 años, como colaborador necesario (DAV, 5.04.1968).

LOS ELEFANTES PUEDEN RECORDAR.

Este es el título de la novela que recoge los méritos de santidad y feminismo de Teresa de Ávila, los cuales ya fueron advertidos por la autora casi cinco años antes a la publicación del libro, cuando visitó la ciudad y siguió las huellas que dejó su hija más ilustre. Para referirse a ello, Agatha Christie, con clara intención, pone aquellas impresiones en boca de uno de los personajes absortos en la investigación criminal.

            Respecto al argumento de esta nueva obra, de la que se cuentan más de una veintena de ediciones en editoriales distintas, este es su resumen: «El general Alistair Ravenscroft y su esposa lady Margaret son encontrados muertos por heridas de arma de fuego. Entonces, se supuso que pudo haberse tratado de un doble suicidio, aunque nunca se tuvo certeza de lo que en realidad pudo haber ocurrido. Doce años más tarde, el caso es desenterrado por la madrina de la hija del matrimonio fallecido, Ariadne, famosa escritora de novelas policiales, y Hércules Poirot entra en escena para desentrañar un caso más de gran complejidad. El título se refiere al hecho de que después de doce años de estar el caso cerrado, los sospechosos y los testigos son llamados para hablar del hecho y Misstres Oliver los llama elefantes por recordar destacados aspectos del suceso».

            En medio de la trama policiaca, y en uno de los elucubrantes diálogos, nos encontramos con las disquisiciones de uno de los personajes que nos trasladan a 1967, momento en el que la autora pudo sentir la presencia de la Santa en Ávila:

«-Sí. Un momento. Ahora que dice usted eso se me ha venido a la cabeza una cosa. La señora Carstairs se recostó en su sillón, moviendo la cabeza. Luego, cerró los ojos, quedándose como en trance. La señora Oliver guardó silencio, escrutando su faz. En sus oíos apareció la mirada característica del ama de casa que observa y espera el instante en que va a empezar a hervir algo que tiene arrimado al fuego, en la cocina.

-Recuerdo que en una ocasión dijo algo y no sé qué quiso significar con sus palabras -manifestó la señora Carstairs-. Fue algo acerca de iniciar una nueva vida, en relación con Santa Teresa, Santa Teresa de Ávila.

La señora Oliver experimentó un ligero sobresalto.

-¿Pero cómo fue hablar de ella?

-No lo sé, realmente. Me parece que había estado leyendo una vida de la santa. De todos modos, me dijo que era asombroso ver cómo algunas mujeres habían cambiado de rumbo en la mitad de su existencia. Fue algo así, por el estilo, ya que no puedo recordar sus palabras con exactitud. Aludió a las que, cumplidos los cuarenta o cincuenta años, habían decidido seguir caminando por una nueva senda. Es lo que hizo la santa de Ávila. En la primera etapa de su vida no había hecho nada especial. Habíase limitado a ser una monja más. Luego, se echó a la calle, por decirlo así, reformando y creando conventos. Se empleó a fondo y llegó a ser una gran santa.

-Bueno, pero eso no parece lo mismo.

-No lo es -corroboró la señora Carstairs-. Ahora, las mujeres emplean un lenguaje muy especial cuando se refieren a sus asuntos amorosos. Y frecuentemente se empeñan en poner de relieve, dando muchos rodeos, que nunca es demasiado tarde...»

Como puede observarse, no cabe duda de que dichas palabras concentran toda una declaración feminista de Mrs. Christie al reivindicar la libertad de la mujer en la elección de su propio destino y la lucha por lograr nuevas metas, más allá del acomodo sedentario y conformista que se les pudiera presumir en la sociedad tradicional que ha imperado a lo largo de los tiempos.

 

ÁVILA TENEBROSA Y CONFIDENCIAL.

Aunque Agatha Christie no ambientó ninguna de sus novelas policiales y de misterio en Ávila, su estela se ha visto superada con creces en sendos libros colectivos de relatos de la Asociación Cultural de Novelistas ‘La Sombra del Ciprés’, titulados Ávila Tenebrosa (2019) y AV. Confidencial (2022), aparte de otros textos sueltos incluidos en Ávila para viajeros perdidos (2025), y sin contar las incursiones en el género de la novela negra de otros autores abulenses.

            Ávila tenebrosa es una miscelánea de 27 relatos de miedo, terror y suspense que narran otros tantos hechos que bien merecerían ser investigados con la pericia y destreza de Mrs. Christie, añadiendo a ello la exploración de la naturaleza humana y la verdad sobrenatural o metafísica que tanto interesaba al escritor Jorge Luis Borges.  Y es que la historia de Ávila también tiene tintes de novela negra en sucesos truculentos que según el imaginario de los autores ocurrieron en la calle de la Cruz Vieja, o de la de Muerte y la Vida, la calle de la Maldegollada, el Hospital Nuestra Señora de Sonsoles, o la estación de ferrocarril, por ejemplo.

«En Ávila se escucha el silencio. Y te aseguro que es aterrador», dice Nieves Mories Velayos en el prólogo, quien previene a los lectores: «Te contarán historias viejas y nuevas, de viejos horrores y nuevas pesadillas, y te llevarán de la mano por rincones privados solo accesibles para unos pocos privilegiados. Abre los ojos a las tinieblas y conocenos un poco más, entra en nuestra ciudad por una puerta hasta ahora vedada: la del terror, el misterio y la locura. Quizá aprendas unas cuantas cosas. Por ejemplo, que no debiste preguntar».

             Sobre los textos seleccionados para la ocasión, figuran ‘Un trayecto angustioso’, de Eliezer Bordallo; ‘La niña del torreón 88’, de Cristóbal Medina; ‘Noise sopa posesión’, de Ánzoni Martín; ‘La puerta de la Mala Ventura’, de Begoña Ruiz Hernández; ‘Os seguiré observando...’, de Lorena Rodríguez Herrero; ‘Niño rata’, Pablo Garcinuño; ‘Calle de la Vida y la Muerte’, de Sonsoles Pindado Casado; ‘Sin aliento’, de Guillermo Buenadicha; ‘Crack’, de María Ripoll;  ‘El pozo’, de Tomás Salinero Sánchez; ‘Calle de la Maldegollada’, de Julio Collado; ‘Carta de un corintio de Albacete, llamado don Aguelos; ‘Desde una calle de Ávila, llamada Caballeros’, de Ángeles Jiménez Soria; ‘Contacto’, de Carlos del Solo; ‘La separación’, José Peñalver; ‘La niña bruja’, de José Antonio García de la Concepción; ‘Muertos sobre vagones’, César Díez Serrano; ‘Paciente 236’, de Óscar de Blas; ‘El eterno despertar’, de Nelly Shadows; ‘Asuntos pendientes’, de Antonio García Palacios; ‘Después de la nevada’, de Juan Pedro Fernández Blanco; ‘Pánico en Ulaca’, de Moisés González Muñoz; ‘La limpieza’, de José Manuel Blázquez Alonso; ‘La nevada’, de Óscar Hernández Sados; ‘Un ratón de biblioteca’, de Begoña Jiménez Canales; ‘La luz y tus sombras’, de Alberto Martín del Pozo; ‘Estoy aquí’, de Toño García; y ‘Luna de sangre’, de Carlos Alameda.

En  AV. Confidencial, Ávila, como espacio donde todo sucede, y el mundo policíaco y de detectives son el hilo temático sobre el que los escritores de la Asociación ‘La Sombra del Ciprés’ componen 25 relatos de intriga y suspense que firman César Díez Serrano, Julio Veredas, Cristóbal Medina, Moisés González Muñoz, Óscar de Blas Rodríguez, G. G. Calabrés, Alberto Martín del Pozo, Ramón Lozano, José Manuel Blázquez Alonso, Librado Casero Vaquero, Ángeles Jiménez Soria, Eliezer Bordallo Huidobro, Guillermo Buenadicha, Tomás Sánchez Salinero, Lorena Rodríguez Herrero, Ánzoni Martín, Luis José Martín García-Sancho, Óscar Hernández, Patricia Vallejo, María Teresa Salgado Pérez, Toño García, Carlos Alameda, Isabel Martín Jiménez, Guillermo García Jiménez y Carlos del Solo.

En el prólogo, José Luis Tejedor González, entonces Comisario y director de la Escuela Nacional de Policía, reseña: «En estos relatos, los policías, en general, no suelen salir demasiado airosos, son los detectives ajenos al cuerpo policial quienes resuelve los casos que aquello incapaces de solucionar. Sin embargo, la realidad es la que es». Y en efecto, eso es lo que ocurre también en la narrativa de Agatha Christie, sobre la que añade: «Hércules Poirot, después de reunir a todos los sospechosos, argumenta de forma brillante las conclusiones fruto de sus investigaciones, de tal modo que al culpable no le queda más remedio que confesar su crimen. Pero una cosa es saber y ora demostrar, sin pruebas sólidas ninguno de esos argumentos se sostendría ante un tribunal de justicia». Y no le falta razón al comisario Tejedor.

            Finalmente, concluimos con Jorge Luis Borges: «La novela policial... no necesita defensa; leída con cierto desdén ahora, está salvando el orden en una época de desorden. Esto es una prueba que debemos agradecerle [a Agatha Christie]...» (El cuento policial, 1978).